Homenaje a Mariano

Olga Anzolini

-Exclusivo de internet

Esta escritura no fue intencional. Apareció desde una propuesta y una técnica de Taller Literario. Pero, se escribe desde lo que uno es, desde lo que nos pasa, desde lo que sentimos y nos conmociona. Inevitablemente, en un texto sobre rostros, el rostro de Mariano estaba en mí, y se fue filtrando, de a poco en mi escritura, casi sin que yo lo advierta. Y se hizo presente su rostro, como así también los rostros de los compañeros en la marcha del jueves, el mío, el de todos: rostros “apretujados” de dolor. Cuando lo leí, como en cada clase del taller se leen las producciones propias, y sin ninguna explicación previa, mis compañeras se emocionaron, lloramos juntas y, luego de un silencio doliente, dijeron: este es un homenaje a Mariano Ferreyra. Ellas así lo entendieron. Es mi sentir. Lo comparto con ustedes. Que nuestro dolor se transforme en un grito reclamando ¡JUICIO, CASTIGO Y CÁRCEL A LOS RESPONSABLES Y CÓMPLICES DEL ASESINATO DE MARIANO!

Hay rostros apretujados. Apretujados de dolor. Rostros bellos, rostros estirados, rostros apretujados. El dolor se ve allí, el dolor vive, se instala. Bellos rostros que evoco al cerrar los ojos, bellos rostros de ojos verdeoliva, o negros, profundos, y el rostro apretujado se me impone. ¿De quién es este rostro que interfiere? ¿Será el mío? Pobre rostro de dolores viejos, que va y viene entre el andar y el dolor. Vuelvo al rostro bello, el que atrapa, el nuevo rostro que sacude, el viejo rostro que lastima. Hay rostros de infancia, ay, cuántos rostros de infancia… Hay rostros de futuros, y el rostro apretujado se mete otra vez entre estas líneas. ¿Es el mío? ¿Es el rostro del tiempo oscuro? ¿Es el rostro del hoy torbellino? APRETUJADO. ¿Y esta palabra? Por qué se me hace presente, por qué se me impone? Apretujar el dolor, apretujar el grito. Masticarlo. Apretar los labios, apretar el grito, ahogarlo. La bocanada de aire no alivia. ¿Qué, qué es lo que alivia? Bellos rostros, mi niña bella, mi niña chiquita. Rostro dulce y amado. Garganta apretujada, atragantada, atornillada. Ay, el grito, el dolor, esos ojos, sus ojos. Un joven rostro que grita, un rostro joven de sueños ya imposibles. Y mi voz apretujada de dolores viejos y nuevos, dolores aún sin venir, dolores pasados, gritos ahogados. Silencio negro. Apretujada bronca que está ahí, ahí en el centro. Grito quebrado de dolor. Rostro gris te canto, te prometo…te pido perdón, te busco. Rostro joven te levanto, te doy vida, te elevo, te adhiero a mí, te llevo en mí, te declaro, te estrecho. Rostro dolor: aquí yo. Mi rostro apretujado, quebrado. Mi andar. Nuestro dolor, nuestros rostros. Me comprometo. Me enciendo. Me ahogo. Joven rostro te canto un triste canto gregoriano de dolor, una opereta oscura, una pavana para un infante difunto… y adiós.