Juan Ferro y 6, 7, 8… o cuando los extremos se tocan

No hay nada que hacerle, lo peor que puede ocurrir, cuando uno analiza un fenómeno, es querer meterlo en un preconcepto. Cuando esto pasa, hasta el propio análisis queda señalado como una caricatura de sí mismo.

Es lo que ocurre con el artículo de Juan Ferro aparecido en Prensa Obrera.

Según Juan, el “brutal cachetazo que nos devolvió a la realidad” se debe no sólo a que “buenas individualidades no pueden superar la falta de trabajo en equipo”, sino también a que “la selección es hija de la crisis política argentina y a la improvisación total ante esta crisis”.

Lo de Juan Ferro es llamativo. A partir de algo irrefutable –el uso político del fútbol por parte del gobierno de turno– explica la derrota de la selección argentina. Ahora, ¿si la selección argentina ganaba el partido contra Alemania, ipso facto había organización y los técnicos no se peleaban (algo que, por otra parte, sólo ocurrió en la “cabecita” de J.F.)? Pero mientras Messi, Higuaín y compañía ganaban, no alertó sobre la improvisación.

Los muchachos de “6, 7, 8…” también pecaron –a la inversa y con otros intereses– de la misma falta de criterio cuando señalaban, a la sombra de los buenos resultados de los equipos sudamericanos en la etapa de grupos, que “se juega como se vive”; remarcando que gracias a que los países de esta parte del mundo tienen gobiernos populares se veían esos resultados futboleros.

Los argumentos de los periodistas K son tan pobres que no vale la pena darles entidad refutándolos. El mismo desarrollo del mundial lo hizo: de los cuatro semifinalistas, tres son europeos, el único latinoamericano (Uruguay) salió cuarto y la final la jugaron dos equipos europeos. De cualquier manera; ¿cómo se aplica esta teoría al Mundial ‘78, donde el éxito le correspondió a un país dominado por una de las dictaduras más sangrientas de toda la historia? ¿Tenemos que volver a la monarquía, dado que la final del mundial la jugaron dos reinos?
El problema es el mismo. Tanto J.F. como “6, 7, 8…” explican los resultados con el diario del lunes en la mano.

Ambos pueden mostrar como ejemplos el “buen mundial” que hizo Uruguay. Los muchachos K, para sostener el valor del progresismo. Juan Ferro, a partir de los resultados.

Es sabido que las respuestas que el gobierno K da a los problemas son improvisadas y que toda su gestión de gobierno es dar respuestas empíricas a los problemas. ¿Se puede esperar otra cosa? ¿Cómo puede responder un gobierno en una situación de crisis internacional (histórica) que le impide desarrollar la economía en forma progresiva? El capitalismo se cae, todas sus respuestas son improvisadas, no le queda otra. Parece que Juan sí espera otra cosa. Del análisis de J.F. se desprende –aunque él no lo diga– que España sí le da una repuesta eficaz a la crisis.

Por supuesto que para volver a darle al pueblo la propiedad del fútbol tenemos que terminar con Grondona y sus mandantes, se debe erradicar a los barrabravas, etc. En realidad, tenemos que acabar con el capitalismo que ha visto en el fútbol un gran negocio y lo ha degradado como expresión popular (el propio presidente de la Federación Italiana ha reconocido que la debacle de su selección ha sido causa de los negocios, toda vez que no hay jugadores italianos). Esto no significa que un resultado se explique a partir de una política; o que la política, fatalmente, explique los resultados.

Otra cosa: CFK dijo “Aguante Maradona”; el pueblo argentino dice “Aguante Diego”.