“La Calma antes de la Tempestad”

En este momento de la historia argentina, en un año electoral que es tan crucial para el Peronismo como fue el año 1987 para los radicales, uno tiene la sensación de que todo esto (o casi todo) es una ilusión.


Basado en mi percepción, el pueblo argentino tiene tendencias maníaco-depresivas, mientras que en los EE.UU. el pueblo tiende a ser esquizofrénico. Eso es, los argentinos tienden a ir del éxtasis de una etapa como “La Plata Dulce” en 1980 a la depresión cuando vieron que ese plan económico era un fracaso. Algo semejante al menos para la clase alta-media y alta, está pasando en estos tiempos.


Nadie que ha veraneado en Punta del Este o Miami las vacaciones pasadas, lo mismo que en 1980, quiere ver o admitir que esto es una ilusión económica, la mayoría son “me-nemistas de  las últimas horas” y están contentos de que el Gran Riojano ha “desperonizado” el partido político fundado por el odiado (por ellos) Juan Domingo Perón.


Pero el déficit en el balance de pagos causado por la cantidad de importaciones de Brasil y de los EE.UU. especialmente, combinado con la caída en exportaciones debida a la sobrevaluación del peso y el bajo  nivel de precios para los productos argentinos primarios de agricultura, demuestra que, como escribió Daniel Muchnik en su libro “Fuegos de Artificio”, esto no puede durar por ciertas leyes básicas de la economía. Y aunque Cavallo puede despreciar a cualquier otro economista o político con opiniones contrarias, no sirve para cambiar la realidad.


Y luego, cuando la etapa depresiva esté definitivamente instalada, veremos que es impredecible lo que puede pasar cuando una sensación de desengaño total es el resultado. Luego la dura realidad de las jubilaciones de miseria, cólera, falta de atención médica suficiente en los hospitales, falta de presupuesto en la educación pública, agravará significativamente la situación.


Y como en 1982, el pueblo va a rechazar este gobierno. Pero gracias a Dios, “las urnas no siguen bien guardadas” como en ese entonces, y como en 1987, el pueblo va a poder repudiar el Plan de Convertibilidad como repudió con su voto el Plan Austral en 1987 —la única pregunta es si el gobierno de Menem- Cavallo puede mantener la ilusión maníaca hasta después de las elecciones de Octubre de este año.