La trayectoria del Partido Obrero en Foetra

En el Correo de Lectores de Prensa Obrera Nº 1.121, una carta de lectores de Tito plantea una claudicación del Partido Obrero en el gremio telefónico que vendría a contraponerse a la “vanguardia de la clase obrera” (Zanón, Subte o Terrabusi). Es propio de una secta (como el PTS) pretender que el mundo empezó con ella o contraponer los procesos de lucha como si estos fueran en sí mismos y no parte de una lucha general de la clase obrera.

La derrota de la huelga contra la privatización, a principios de los ‘90, abrió pasó a una ofensiva de las empresas y el gobierno menemista (peronista). Esta ofensiva patronal, sin embargo, llevó a una lenta recomposición por abajo de las filas obreras y del activismo que se enfrentó a la privatización y al gobierno. En el año ‘97, un frente de todo el activismo y las agrupaciones opositoras (con excepción del PCR) llevó a la expulsión de la burocracia menemista y a recuperar del Sindicato Telefónico Foetra Buenos Aires.

La recuperación del Sindicato abrió paso a grandes luchas, primero para defender la estabilidad laboral y el convenio, lo que llevó a una desafiliación de la Federación nacional Foeesitra en una asamblea general de miles de compañeros. Se abrió paso en el gremio la lucha de los pasantes y los contratados, que permitieron unificar las filas obreras más allá de las divisiones patronales. Estas luchas trascurrieron primero durante el menemismo y continuaron con el gobierno de la Alianza, coincidiendo con el Argentinazo, protagonizando grandes luchas en las vísperas del 19 y 20 de diciembre. En esa fecha se produjo la toma triunfante de los pasantes que ocuparon los edificios de Telefónica y también la lucha contra los 475 despidos en Telecom, que llevaron a la ocupación de la Bolsa de Comercio, piquetes y movilizaciones de masas. El Partido Obrero intervino en estas luchas sin claudicar nada.

La lucha de los pasantes y contratados se impuso en Telefónica a instancias del PO y en medio del auge de los planes de lucha del movimiento piquetero (que tanto escozor le generan al PTS). En la lucha contra los 475 despidos en Telecom, durante los meses de desbarranco del gobierno aliancista, el PO fue la única corriente en el gremio que denunció públicamente y mocionó en una asamblea general en contra de la postura de la directiva de Foetra de levantar el conflicto, con la reincorporación de los despedidos pero aceptando una rebaja salarial para todos los trabajadores por un año. El PTS, en cambio, se calló en dicha asamblea y nunca se supo qué votaron.

La experiencia de Foetra se profundizó al calor del Argentinazo, que dio paso al surgimiento de las asambleas populares y del movimiento piquetero. En el gremio telefónico, se abrieron paso y se generalizaron las tendencias de lucha. Se estableció un control de los lugares de trabajo y un funcionamiento casi regular del Plenario de Delegados. En 2002, el Sindicato impulsó las tomas contra el despido de los pasantes de Telecom, quienes pasaron a ser efectivos gracias a estas acciones del Sindicato. A esto le sucedieron las grandes movilizaciones que rompieron el congelamiento salarial y dieron paso a grandes luchas por el aumento y la reducción de la jornada de trabajo, que se había perdido con la privatización y que se logró recuperar a fuerza de tomas de edificios, paros y movilizaciones masivas.

El PTS y el resto de la izquierda, hay que decirlo, no jugaron ningún papel en todas estas luchas que transformaron al gremio telefónico y lo pusieron a la ofensiva frente a las empresas. El gobierno kirchnerista no dudó en militarizar los edificios en las huelgas y mandar la infantería para reprimir los cortes de calle de los telefónicos en la Avenida de Mayo por el reencuadramiento de los trabajadores de Atento y de los tercerizados.

Para la izquierda, sin embargo, Foetra siguió siendo en todo momento un sindicato burocrático donde el PO “claudicaba” ante las fracciones burocráticas por el hecho de coexistir todas las tendencias del movimiento obrero en una misma Lista y Comisión Directiva. Claro que en Foetra, a diferencia de excepciones como el Cuerpo de Delegados del Subte, funcionaba regularmente un Plenario de Delegados y la Asamblea General. Foetra, con todas las limitaciones de una parte mayoritaria de su directiva, era una conquista genuina de la clase obrera.

Pero, como toda experiencia revolucionaria, ella sólo puede mantenerse sobre la base de profundizar el camino realizado y con una política de independencia de clase. Las tendencias que intervenían –e intervienen- en la directiva de Foetra trabajaron concientemente para ahogar este proceso de lucha. La cooptación estatal y del gobierno kirchnerista apeló a todos las maniobras para sellar un acuerdo con la directiva del Sindicato. El PO rechazó en Foetra la postura de todas las variantes centroizquierdistas que planteaban apoyar la “política de derechos humanos” del gobierno, que llevaban a abandonar la independencia política respecto del Estado y la patronal. En este sentido, rechazamos la adhesión a los oficialistas de la Esma y denunciamos la solicitada del Sindicato encubriendo las provocaciones realizadas por el gobierno en las movilizaciones del 24 de Marzo.

El PO fue la única organización que enfrentó, como enfrenta ahora en el Subte, la cooptación kirchnerista de la dirección del Sindicato. Por eso impulsamos una campaña en la Lista Azul y Blanca para que el sindicato se pronuncie contra la renegociación de los contratos de la privatización, que el gobierno negociaba a espaldas de la población para extender los términos de la privatización menemista, que había sido cuestionada con la rebelión popular del 19 y 20.
Denunciamos de entrada, cuando todavía estaba fresca la demagogia nacionalista, la connivencia de los K con los intereses capitalistas de los pulpos españoles. La lucha política en Foetra y la cooptación del Sindicato fue una política de Estado. Lamentablemente, la izquierda, cuyo caso más extremo fue el PTS, sólo se dedicó a centrar sus esfuerzos en un ataque sistemático al PO. En esta mezquindad política se ve la personalidad de un partido, en este caso, de una secta.

La Lista Naranja fue la única agrupación del gremio que se opuso y votó en contra en el plenario de delegados que levantó la huelga de más de 20 días de efectivos y tercerizados por el pase al convenio de Foetra de las contratistas y subcontratistas en 2006. Nuestra oposición a la entrega de esta lucha, no sólo en dicho plenario sino también en una declaración naranja que se difundió en todo el gremio, fue la gota que llevó a la separación (expulsión) de la Agrupación Clasista Lista Naranja del Frente Telefónico de la Lista Azul y Blanca.

El pasaje de la directiva de Foetra al campo del gobierno repercutió en el abandono de todas las causas y luchas de los trabajadores y en una adaptación a los intereses de las empresas. A la entrega y postergación (para el desgaste) de la lucha de Atento, le siguió el vaciamiento de sectores, el traslados de edificios combativos y la derrota de las grandes luchas, tanto de Atento como de los compañeros de las contratistas y subcontratistas encuadrados en el convenio de la Uocra.

Con el pasaje de la directiva al campo oficial, vinieron las firmas de los topes saláriales del gobierno, repudiados por todo el gremio, el alineamiento con Yasky (el ingreso de Marín a la directiva de la CTA) y de Iadarola con Moyano al frente de la CGT. Eso generó una crisis al interior de la propia directiva, así como del bloque moyanista y también de la CTA.

Nuestra lucha contra la cooptación kirchnerista llevó a una ruptura de ex militantes del PO que se fueron con el kirchnerismo y la burocracia K cooptada por las prebendas y presiones del Estado. Los que capitularon o claudicaron jamás volvieron a ser blanco de ninguna crítica de esta izquierda democratizante. Privilegiaron ganar un militante (de todos los ex pasantes que ingresaron a trabajar) que defender un avance general de la clase obrera.