El 2004 ha sido el año de la consagración de Kirchner como lamebotas de las clases dominantes, los monopolios y el imperio; durante todo el año su gobierno ha garantizado grandes ganancias a Repsol, Shell, Esso, Petrobras, y le ha pagado puntualmente al FMI, todo esto gracias al deterioro salarial producto de los tarifazos y del aumento del costo de vida; consolidó las privatizaciones de los hidrocarburos a través de los tratados del gas con Bolivia para abastecer al imperio estadounidense y de la creación de la empresa privada Enarsa para entregar la plataforma submarina a las petroleras; desplegó tropas en Haití con el fin de fortalecer el gobierno cliente de los yanquis, impuesto luego del derrocamiento del presidente Aristide; desató su primera crisis diplomática con Cuba al permitir que una ex funcionaria de ese país, devenida agente anticastrista de la embajada yanqui en La Habana, se asile en la Embajada argentina en Cuba con el fin de viajar a nuestro país por supuestas razones humanitarias; suscribió el Alca durante la Cumbre de las Américas en Monterrey; declaró a China economía de libre mercado, dañando así nuestra soberanía y profundizando el proceso abierto en 1976 y consolidado en los ’90; tomó represalias contra los movimientos sociales, piqueteros, trabajadores mal pagos, indígenas mapuches, etc., aplicando de alguna manera la guerra “contra-terrorista” de Bush dentro de casa. Al fin y al cabo, Kirchner ha logrado el título de lamebotas.