María Elena Walsh

Hernán Ballesteros

-Exclusivo de internet

Para Olga Cristóbal y los militantes del PO y los escritores de Prensa Obrera:

Cada vez que leo una reseña en Prensa Obrera cuando muere algún artista popular, en general, siempre se enfocan en juzgar su vida (sin analizarla profundamente) y sus ideas desde la vara para medir si era o no revolucionario.

Me parece un enfoque, en general, bastante pobre, sobre todo con las personas cuyo oficio es el arte. No me voy a poner a discutir las actuaciones públicas de los artistas populares, pues sus posturas públicas ahí están, y son evidentes. En el caso de María Elena Walsh, nunca ocultó sus posiciones políticas, y eso es para mí más valioso que
si era o no era revolucionaria o si su feminismo era bobo o no bobo. Como soy varón, en este último caso no puedo analizar qué clase de feminismo era el que sostenía María Elena Walsh, pero sí puedo valorar que sus posturas políticas fueron escritas y dichas sin ocultarlas, aunque yo, en algunos casos, no estaba de acuerdo en absoluto con
ciertas posturas de María Elena Walsh.

No pretendo que se separe a la persona del artista, pues eso es un intento un tanto aventurado, en mi opinión. Pero, como votante del PO, pretendo que se apunte un poco más alto en las reseñas cuando fallece una persona o cuando se escribe sobre ella. Sobre todo si esa persona públicamente dice sus pensamientos sin ocultarlos.

No estoy de acuerdo en que siempre se analice la vida de una persona, como dije, con la vara de si es revolucionaria o no, o si su arte es revolucionario o no.

Por caso, Mozart no era revolucionario, lo mismo que no lo eran ni Chopin, ni Schubert ni Schumann ni muchos otros… Sus obras tampoco lo eran, pero eran de una calidad y belleza superlativa. Hay artistas cuya obra es revolucionaria, y sus vidas, analizándolas unos siglos después, no parecen ser de la misma factura que su obra (teniendo en cuenta, como dije, que puede ser difícil separar la obra de un artista, de su vida). Hay otros cuya vida es revolucionaria, y cuyo arte puede ser muy convencional, quizás.

Pero los casos de Beethoven, de Bach o de Berlioz en la música académica europea, son casos distintivos de obras que han cambiado el curso de la música europea y cuyas vidas fueron de lo más burguesas y no por eso, cada vez que hagamos una reseña de Beethoven, deberíamos resaltar que no fue un revolucionario.

Me parece que ese modo de escribir sobre un artista es un poco unívoco. Un artista no es más que una persona común, que abraza una profesión o un oficio o como lo quieran llamar, que es valorado por una gran mayoría de la humanidad en un nivel ideal (aunque en la REALIDAD, ese artista quizás no tenga suficiente dinero para vivir su vida de autor como desea y eso condicione su obra… y entonces uno se debería preguntar cuán verdadera es la valoración que hace esa sociedad del arte y de los artistas). Por lo tanto, siendo una persona común y corriente, quizás valorada o no (o infravalorada), me parece que la tarea de la gente que escribe en Prensa Obrera debería apuntar un poco más alto que a juzgar con el prisma de si esa persona es revolucionaria o no, pues hay muchas aristas y pliegues que tiene esa persona, y eso es lo que, en mi opinión, sería interesante descubrir. Aunque sea en
una reseña corta y limitada a unas pocas palabras, creo que eso es posible y deseable que ocurra.

Hace un tiempo, bastantes años ya, en la época de Menem, se puso de moda el valorar a Bioy Casares por sobre Sábato, diciendo que Sábato había ido a una reunión con Videla. Si no me equivoco, en esa reunión, además de Sábato, estuvieron Borges y Bioy Casares. Y muchos creyeron en esa época (quizás los únicos que puedan presumir de no haberse creído los cantos de sirena de la tiranía militar, hayan sido ustedes, el PO, y por eso mi admiración, respeto y gran valoración y mi voto) que “el orden” era necesario, y después se encontraron con que el famoso “orden”, era el orden de los cementerios…

Mi tío, desaparecido el 13 de mayo de 1977, recién fue encontrado el año pasado, enterrado en una tumba en el cementerio de Villegas, en Ciudad Evita. Mi tía, estuvo buscando a su amor durante 33 años… Nunca se lo pregunté, pero… ¿Qué no hubiera dado mi tía por una reunión con algún milico que le devolviera a su amor, al padre de su
hija de seis meses? No imagino a mi tía (ni a ningún alma humana) rechazando una reunión de ese tipo… Con ello no quiero defender las posturas equivocadas de intelectuales que deberían haber tenido un poco más de cuidado al reunirse con personajes de esa calaña, sino resaltar que muchas veces no podemos ser íntegros en forma completa y todo el tiempo y caemos en ciertas trampas de las que después no podemos enorgullecernos.

También puede darse el caso, sobre todo en la música popular, de músicos o poetas o lo que fuera, cuya vida es una vida de compromiso y de militancia y coherencia y honestidad, pero su obra puede dejar mucho que desear (obviamente, analizada siempre desde un punta de vista subjetivo). No por eso deberíamos destacar siempre (si fuéramos críticos de arte) que su obra no vale la pena y juzgar a una persona siempre por sus obras…

Si no me creen que ese es el tono con el cual siempre se hacen las reseñas cuando fallece un artista popular, entonces recopilen las reseñas que han hecho y léanlas para ver si estoy equivocado o no.

Por supuesto, con esto no quiero decir que cambien y que escriban de acuerdo a lo que yo opino, sino que me parece que juzgar más ampliamente o analizar más ampliamente la vida de una persona, me parece que sería más enriquecedor (desde mi punto de vista).

Ejemplo: Galasso le dice a Altamira que, en los hechos, el PO le hace el juego a la derecha. Esa acusación, no se sostiene, pues si sólo valoramos los “hechos”, entonces mi tío, al ser peronista y al no aceptar (hipotéticamente) el “orden” impuesto por la dictadura, le hizo el juego a la derecha… Entonces, Galasso, termina cayendo en una
simplificación absoluta… No conozco la trayectoria de Galasso, pero he leído algunos reportajes que le han hecho y me parecieron muy enriquecedores y pude aprender y conocer ciertas cosas que no conocía. Y lo mismo aprendo con las notas de Altamira y las muchas notas que se escriben en Prensa Obrera, aunque, si no estoy de acuerdo con algo, o no me gustan ciertos modos de escribir o enfocar ciertas cosas, no por eso, cuando alguien me pregunte sobre el Partido Obrero, le debería decir siempre que no me gustan ciertas cosas que leo en Prensa Obrera. Ergo, trataría de mirar un poco más ampliamente y ver TODO EL PANORAMA de la lucha del PO y de sus militantes.

Finalmente, y para terminar, tengo que resaltar mi saludo a los luchadores en contra de la tercerización (mal llamada de esa forma, cuando, aun arriesgándome a que sea incorrecto, debería llamarse NEGREO…) y también mi alegría pues, de a poco y con la lucha común, los compañeros del ferrocarril se van incorporando a la planta permanente.

Tengo 39 años y soy pianista y docente, y me da una gran tranquilidad saber que existen luchadores como los que voto: el PO.

Saludos