Observaciones sobre Palestina y Siria


El artículo sobre Palestina (Prensa Obrera Nº889) entierra demasiado rápido a la Intifada, como lo testimonia la ruptura del cese del fuego por la Jihad Islámica. Es importante destacar que el atentado en Tel Aviv fue precedido por la matanza de numerosos palestinos, incluidos niños y mujeres, por el ejército israelí en varios incidentes fronterizos. En cualquier caso es prematuro proclamar la derrota de la Intifada, y más todavía sostener que “la militarización de la Intifada lleva a un callejón sin salida al levantamiento popular palestino”. Todas las organizaciones palestinas, con la única excepción del estalinista Partido Popular (que apoya a ultranza el programa de los “dos Estados” y la “hoja de ruta”), tienen un brazo armado. Las milicias surgieron como resultado de la brutal represión sionista del movimiento de masas y de la disolución del aparato represivo de la Autoridad Palestina. Se puede cuestionar las tácticas empleadas por las milicias palestinas, tales como atacar población civil o cometer atentados suicidas en ómnibus y mercados, pero no decir, como lo hizo Plejanov después de la derrota de la revolución rusa de 1905, “no deberíamos haber tomado las armas”.


El artículo sobre el Líbano es igualmente problemático. En el Líbano está teniendo lugar una enorme movilización popular. Es cierto que el sionismo y el imperialismo están tratando de sacar rédito político-militar de esta situación, como lo hicieron durante las movilizaciones masivas que resultaron en el colapso de los estados estalinistas en Europa oriental. Pero la demanda de los libaneses de que el régimen sirio saque los tanques del país es totalmente legítima. Siria no sólo es una monarquía de facto, donde el poder pasa de padres a hijos, sino un país en el que reina las censura más absoluta y donde la gente desaparece como en las peores épocas de la dictadura militar argentina. El desarme de Hezbollah como resultado de un nuevo gobierno libanés no digitado desde Damasco es una posibilidad a la que las guerrillas sud-libanesas deberán hacer frente ampliando su base de apoyo social más allá de la población shiíta y movilizando a las masas; de ninguna manera apoyándose en el régimen militar sirio. La unidad de Siria y el Líbano, así como del resto de los países árabes y de Medio Oriente, no puede ser efectuada por regímenes represivos como el de Nasser o Assad junior, sino por los trabajadores.