Pedro Ressels y Herman Schiller

Buenos Aires, 9 de octubre de 1997.


Sr. Director de Prensa Obrera:


Cuando escuché el martes 7 al periodista Herman Schiller en su programa “Memoria y Realidad” (Radio JAI) basurear al Partido Obrero tratándolo de “antisemita”, por denunciar al candidato de IZQUIERDA UNIDA, Pedro Resels, como encubridor de las torturas en el Estado de Israel y sirviente del embajador Avirán en la Argentina, fui a comprar el día siguiente Prensa Obrera (hace tiempo que no lo hago porque estoy podrido del canibalismo que practican entre sí las fracciones trotskistas). Así que en eso tienen que darle las gracias a dicho señor, que les permite aumentar las ventas.


Ustedes tienen razón y son muy claritos en este asunto.


Hace dos meses, Schiller le dijo a la revista La Maga en un reportaje: “Hay que terminar con la imagen del judío cagón”.


Mucho antes de que Schiller naciera, ya se habían encargado de desmentirla, con su ejemplo, revolucionarios como Karl Marx, León Trotsky, Karl Liebknecht, Rosa Luxemburgo. Y otros que vinieron después, como los combatientes del Gheto de Varsovia.


Pero él mismo no hizo honor a ese aparente coraje, porque el día 5 de marzo de 1996, cuando el embajador israelí Avirán defendió la tortura en el programa de Schiller y en sus propias barbas, se calló la boca y evitó chocar con ese personaje, como lo hubieran hecho, en cambio, Hebe de Bonafini u Osvaldo Bayer. ¿Y es este periodista, además fundador del pretendido Movimiento Judío por los Derechos Humanos, el que habla contra “la imagen del judío cagón”? Junto a Pedro Resels se encargó de decir por todas partes que el MJDH no compartía la indignación y la condena que despertaron las declaraciones de Avirán a favor de la tortura.


¡Vergüenza tendría que darles a estos dos!


Por eso me llamó la atención ver hace poco que en una solicitada con organismos como la Liga por los derechos del hombre, Madres de la Línea Fundadora, etc., le permitían firmar a la par de ellos al Movimiento Cagón por los Derechos Humanos de Resels y Schiller. ¡Todavía esto!


Bien hecha la denuncia de ustedes. Y disculpen si en estas líneas he puesto alguna palabra en lugar de otra que correspondía usar; para eso, tengan en cuenta si el concepto de fondo es acertado.


Les hago llegar mis saludos.