¡Piquetero, carajo!

Si supieras la emoción que me provoca ver agitar tus manitos ante el sonido de los bombos, que se me hace un nudo en la garganta cuando aplaudís por la aparición con vida de Julio López. Tan chiquito y tan inmensamente importante sos, hijo mío.


Naciste en un día particular para nosotros, los luchadores: un 20 de diciembre, aniversario del Argentinazo. Se cumplen seis años de la rebelión popular y nuestros reclamos siguen vigentes. Vos cumplís un añito y lo vas a festejar marchando, entre banderas, cánticos y miles de compañeros. Vas a tratar de apagar tu primera velita (¡y tan fácil que parece soplar!) en Plaza de Mayo, en la plaza de los piqueteros, en tu plaza.


Una vez alguien que quiero mucho dijo: “para el Partido Obrero la lucha es felicidad, los invitamos a ser felices”. Ese es mi regalo hijo, la invitación a que tengamos una vida llena de felicidad. Te amo.


Nos vemos en la lucha