Correo de lectores
9/9/2004|867
Poema I
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Manos que aplauden; un aplauso se desmorona en segundos la ciudad suena como un tambor hueco
El río sala las heridas viejas, sigo escondido
Ver caer el sol, la lluvia, hojas la París obrera amanece, como traída por el mar, y ve pasar el día.
Bajo el piso siempre las cloacas, los desagües pero la ciudad se inunda a veces En la periferia hormigas por miles edifican la ciudad desde afuera vienen en trenes repletos Pero a veces la ciudad se inunda Cae la noche entre frío, café y vidrieras la ciudad vomita la noche entera entre la gente Volver a casa…
Me quedaré aquí al acecho hasta que la revolución pinte este gris ciudad de sangre.