Prensa Obrera: Así no me sirve

Gusano - Ushuaia

En la presente etapa, en la que el partido se encuentra en plena campaña electoral y con la necesidad de transformarse en punto de referencia de la izquierda y los sectores combativos del país, es que debemos volver a la discusión sobre la prensa, su función y las características que tiene. Debemos definir, debate por medio, hacia quién está dirigida, qué vocabulario maneja, sus tiempos de publicación y la importancia que tiene como herramienta política y como punta de lanza del partido hacia las masas.

 

Este debate no debe ser meramente técnico, debe ser sobre todo un debate político.

 

Mucho se ha hablado sobre la Prensa, pero lo cierto es que muchos coincidimos en que es deficiente, difícil de entender y por lo tanto, difícil de distribuir masivamente.

 

Uno de los problemas que tiene es el vocabulario que se maneja en diversas notas. Son principalmente términos que en muchos casos rozan lo intelectual y que no se manejan en el conjunto del movimiento obrero. Estos términos aparecen como normales en diarios que se publican en forma masiva, pero debemos tener en cuenta que la mayoría de los trabajadores no son asiduos lectores de diarios y que un gran sector es semianalfabeto, y le cuesta un gran esfuerzo leer algo.

 

En estos casos, que son los más, palabras o términos que no son cotidianos en las estructuras laborales, sólo confunden al trabajador y lo distraen de lo que esencialmente debe entender: el mensaje político, las consignas y las propuestas del partido.

 

Pareciera ser que la prensa está destinada a un cierto sector de la sociedad. Un sector de vanguardia, de militantes avanzados, de cuadros. Una prensa para activistas y dirigentes sindicales, para estudiantes o para gremios como el docente. ¿Pero qué pasa cuando debemos meter prensas entre los metalúrgicos, los portuarios o los obreros de la UOCRA? Al trabajador le cuesta muchísimo entender ciertos términos, o seguir un análisis puramente económico-financiero de los que abundan en la prensa. Se utilizan páginas enteras para denunciar el sionismo del Mas que muy pocos lectores entienden. Se ocupan espacios inmensos para una nota sobre el desembarco de Normandía, que no deja ningún provecho. No es que no se deba denunciar al Mas, sino que debe hacerse a un nivel político que coincida con el nivel del lector, del obrero común.

 

Palabras como ornitólogo, lesa democracia, clones, leguleya, fuenteovejuna, no son términos que se manejen cotidianamente, por lo tanto son palabras que confunden. Todo esto nos lleva a pensar que la prensa es sólo para la vanguardia. ¿Es el nuestro entonces un partido que sólo pretende ganar a la vanguardia, a dirigentes sindicales o militantes de otros partidos? ¿Es un partido que renuncia avanzar hacia un partido de masas? No debe existir una prensa para un sector de trabajadores y volantes o boletines para otro sector. Es necesario que la Prensa Obrera entre en todos los hogares de los trabajadores. Que sea el informador real de los hechos políticos y sindicales que ocurren en el país, pero desde la óptica revolucionaria. Debe ser la contracara de los diarios y la TV de la burguesía. Pero para que esto ocurra, el trabajador que compre la Prensa Obrera tiene que encontrarse con un vocabulario fácil, fluido; si no es así, nadie comprará un diario que no puede entender. Esta es una de las causas por las cuales no se toma la prensa, por parte de los militantes, como herramienta principal de contacto con los trabajadores, porque así como nadie compra algo que no entiende, nadie vende algo que no puede explicar con sus propias palabras.

 

Si cambiamos el vocabulario de la prensa, agilizamos la llegada a las distintas regionales y publicamos notas con claridad política, avanzaremos en la inserción del partido en el movimiento obrero.