Que el Estado subsidie a los familiares de las víctimas de las masacres ferroviarias

Carta a Cristina Fernández de Kirchner

El 22 de febrero de 2012, a las 8:32 horas, en estación Once, muere Darío Celle, el padre de mi hija Pampa. Una víctima más de la masacre de Once.


La causa, hoy ya elevada a juicio oral tiene 29 imputados. Entre los más destacados están los empresarios hermanos Cirigliano por "estrago doloso" y los ex funcionarios públicos Ricardo Jaime y Pablo Schiavi, ambos responsables de la Secretaría de Transporte, ellos con la imputación de "administración fraudulenta, estrago culposo". La combinación entre empresarios, funcionarios públicos y sindicalistas para estimular la corrupción, malversación de subsidios, ha cerrado finalmente la carátula de "asociación ilícita". Los intentos desesperados del gobierno de desprenderse de la tragedia no han dado sus frutos, y la "revolución ferroviaria" fue una simple consecuencia del siniestro. Mucho ha generado la movilización de los familiares de las víctimas… pero aún falta mucho más…


Randazzo, en declaraciones a diversos medios, afirmó que el Estado ha prestado asistencia a los familiares de las víctimas. Nada más alejado de la realidad. Asistencia no es la reubicación de familiares en lugares de trabajo o subsidios denominados "ayuda única", que luego son reclamados para su justificación contable con cartas intimidatorias. Asistencia integral es una pensión que garantice el nivel de vida igual al de antes de la fecha de la masacre. Asistencia es facilitar el proceso de duelo de niños, jóvenes, madres, padres que ha perdido seres queridos a través de actitudes responsables, que este gobierno no ha tenido. La ley de asistencia integral a los familiares de las víctimas duerme hace más de un año en el Congreso.


Ante la imposibilidad de continuar proveyendo a mi hija de lo necesario me vi obligada a escribir y solicitar ayuda al gobierno. A través de una carta solicité a la Presidenta se me proporcionara un subsidio hasta el cobro de la indemnización correspondiente.


En ocasiones anteriores, a través del Ministerio de Desarrollo Social y en entrevistas varias, me explicaron que no estaban habilitados para dar subsidios, pero me dijeron que si necesitaba otra cosa podían facilitármela. Tres colchones y una cocina fue la oferta. Luego de seis meses me llaman para invitarme a una reunión con Randazzo la cual rechacé. Al día siguiente de mi respuesta, me comunicaron que la ayuda no podría ser provista porque en octubre de 2012 se me entregó una ayuda de 3.000 pesos. En realidad, la entrevista con el artífice de la revolución ferroviaria estaba condicionada a la ayuda que podría proveerse.


La Cámara Federal, en una de sus intervenciones, sugirió que el Estado debía prestar asistencia a los familiares. Tomando dicho derecho es que escribí esta carta. De no recibir esta asistencia, deberé apelar penalmente.


Este es un largo camino no sólo hacia la Justicia, sino a la mejora del servicio, que aún es más que deficiente.


Este es un largo camino que sólo deberá concluir en la Estatización de los ferrocarriles, bajo el control obrero y del usuario y sin ninguna intervención empresarial.