Correo de lectores
6/7/1993|395
¿Qué subyace en la inferna peronista?
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Mientras Gianetasio y Carpinetti se disputan los 4.000 millones de dólares del Ente de Reparación Histórica del Conurbano y el ex intendente varelense acusa a su ex amante por desvío de fondos destinados a las escuelas, hecho que Duhalde resuelvo echando a Carpinetti sin investigar sus acusaciones para evitar que emerjan los negociados y coimas que se ocultan detrás de la interna justicialista, los habitantes del barrio Pepsi de Florencio Varela cortaron la ruta 2 por la amenaza de agua y luz y los vecinos del barrio Ricardo Rojas echaron a patadas a los punteros de la Gianetasio que fueron a hacer propaganda entregando escobas casa por casa, al grito de vayan a laburar.
Y casi simultáneamente a lo menciona do, en el barrio Don Orione de Claypole, vanos de sus habitanates se sorprendieron porque recibieron correspondencia siendo convocados a votar en la interna justicialista, enterándose así que estaban afiliados de prepo, sin haber prestado su consentimiento. Este hecho revela como el partido gobernante hace abusos de su control del aparato del Estado, especialmente de su juzgado electoral, que jamás intentó constatar la validez y legitimidad de las afiliaciones, como si lo hace con el Partido Obrero y los demás partidos de izquierda, en una más de las expresiones de cómo el Estado burgués actúa de un modo dictatorial. Por otro lado, manifiesta la desesperación de las diferentes fracciones peronistas por hacerse de afiliados para lograr una cantidad de dinero proporcional a la cantidad de afiliados en su haber.
Hay podredumbres grandes y pequeñas, pero todo indica que la descomposición marcha a pasos acelerados como lo demuestra la mezcla del actual embajador en Brasil, Alieto Guadagni, ex ministro de Obras Públicas de Cafiero, y del ex ministro de esa misma cartera, de Duhalde, con coimas por obras de saneamiento del Río Matanza pactadas con capitalistas intalianos.
Descomposición por arriba, bronca creciente por abajo: como gritaron los vecinos del barrio Ricardo Rojas, de Varela, hay que gritar bien fuerte vayan a laburar y hacer como hicieron ellos: echarlos a patadas.