¿Qué subyace en la inferna peronista?

Mientras Gianetasio y Carpinetti se dis­putan los 4.000 millones de dólares del Ente de Reparación Histórica del Conurbano y el ex intendente varelense acusa a su ex amante por desvío de fondos destinados a las escuelas, hecho que Duhalde resuelvo echando a Carpinetti sin investigar sus acu­saciones para evitar que emerjan los nego­ciados y coimas que se ocultan detrás de la interna justicialista, los habitantes del barrio Pepsi de Florencio Varela cortaron la ruta 2 por la amenaza de agua y luz y los vecinos del barrio Ricardo Rojas echaron a patadas a los punteros de la Gianetasio que fueron a hacer propaganda entregando escobas casa por casa, al grito de vayan a laburar.


Y casi simultáneamente a lo menciona do, en el barrio Don Orione de Claypole, vanos de sus habitanates se sorprendieron porque recibieron correspondencia siendo convocados a votar en la interna justicialista, enterándose así que estaban afiliados de prepo, sin haber prestado su consentimien­to. Este hecho revela como el partido go­bernante hace abusos de su control del aparato del Estado, especialmente de su juzgado electoral, que jamás intentó cons­tatar la validez y legitimidad de las afiliacio­nes, como si lo hace con el Partido Obrero y los demás partidos de izquierda, en una más de las expresiones de cómo el Estado bur­gués actúa de un modo dictatorial. Por otro lado, manifiesta la desesperación de las diferentes fracciones peronistas por hacerse de afiliados para lograr una cantidad de dinero proporcional a la cantidad de afiliados en su haber.


Hay podredumbres grandes y pequeñas, pero todo indica que la descomposición marcha a pasos acelerados como lo demuestra la mezcla del actual embajador en Brasil, Alieto Guadagni, ex ministro de Obras Públicas de Cafiero, y del ex ministro de esa misma cartera, de Duhalde, con coimas por obras de saneamiento del Río Matanza pactadas con capitalistas intalianos.


Descomposición por arriba, bronca cre­ciente por abajo: como gritaron los vecinos del barrio Ricardo Rojas, de Varela, hay que gritar bien fuerte vayan a laburar y hacer como hicieron ellos: echarlos a patadas.