S-kpe y su recital la Argentina, “que no te engañen”

Fernando Cháves

-Exclusivo de internet

El pasado 30 de octubre, la “anarquista” banda de rock S-kape se presentó en el parque Roca de Villa Lugano, en la Capital Federal.

Todo buen amante del buen punk rock seguramente ha oído a esta formación española, la cual con un toque de trompetas al ritmo del s- ka y la crudeza de los acordes quinta que caracterizan al Punk -combinación infalible- nos han sabido regalar letras con con una firme concienca de clase y una fuerza de lucha ejemplar; que hasta en los oídos más indiferentes han sabido despertar lo más profundo del sentimiento de liberación, inherente y propios de las clases explotadas. Siendo expresado este sentimiento de lucha revolucionaria en canciones como el “Vals del obrero”, la cual a través de sus estribillos nos dice “orgulloso de estar en el proletariado… somos obreros la clase preferente… sí, señor, sí, señor, somos la revolución, tu enemigo es el patrón”.

Sin embargo, tal vez por esa limitación propia de anarquismo de poder encausar todo proceso de masas en una lucha organizada a través de la construcción de un partido revolucionario, o tal vez por un profundo deseo de lucro (me inclinaría por esta razón) propio de muchos artistas “independientes”, quienes a partir de un discurso crítico nunca logran un nexo real con las causas que mueven a los pueblos oprimidos. Nuestros “combativos” de S-kape han realizado un giro radical, abandonando la lucha revolucionaria en sus letras, reemplazando el odio al patrón por un apoyo al general Chávez y demás gobiernos bolivarianos, nada más y nada menos que ¡nacionalistas burgueses!

Reemplazaron líricas que condenaban el carácter perverso del consumo y el dinero como método creador de valor en canciones que gritaban a cuatro voces” ¡puto dinero, puto dinero!”; por una oda obsecuente a Hugo Chávez, el cual todos sabemos que engaña a la masas con generar un “socialismo del siglo XXI” a través de un keynesianismo trucho, basado nada más y nada menos que en la estimulación al consumo y el rol del Estado como empresa.

Su discurso anticapitalista fue reemplazado por el del “antineoliberalismo”, como si el nacionalismo burgués no representara al capital y sus métodos de explotación masiva. Coronando este línea con la invitación al final de recital a una “compañera” que abogaba por desarrollar una ONG que salve a las ballenas de los cazadores furtivos… (sólo a un burgués se le puede ocurrir que evitar la destrucción del medio ambiente se puedo realizar comprando un barquito y gritándole con un megáfono a los balleneros mafiosos; sin plantear una lucha contra el capital depredador).

Pero, claramente, una situación clave rompió para siempre el lazo que unía los trabajadores con estos “ex anarquistas” a través de su música como creadora de conciencia. No hubo una vez que estos capitalistas hayan nombrado a Mariano Ferreyra, sólo fue citado a la memoria por los compañeros de Zanón que fueron invitados al escenario; tal vez el único gesto positivos que vi en estos rockeros.

Quizá será porque Mariano representa para ellos todo lo que teme la burguesía; la rebelión y la lucha de los trabajadores por una vida digna, para abolir al fin la explotación del hombre por el hombre y así generar una nueva sociedad basada en relaciones de producción socialistas.

Al fin y al cabo, la ley de beneficios puede más en estos músicos, pero el peso del pueblo que ellos mismos supieron describir con sus letras, les grita ¡Mariano Ferreyra, presente! ¡Ahora y siempre!