Sobisch regala la provincia

El gobernador Sobisch, en su gira por Chile, dijo que sale a bus­car inversiones. Pero es al revés, si justo para lo único que sale es para regalar nuestra provincia. A costa nuestra, que le pagamos a él y a toda su comitiva (que son cin­cuenta chantas entre funciona­rios, empresarios y periodistas oficialistas) los lujosos viajes a España, Brasil, Chile y todos los que vendrán en próximas giras.


Lo único que traen son patra­ñas, mentiras e ilusiones.


Mientras el pueblo está en su casa sin trabajo, ni comida, ni es­peranza. Y nosotros los que trabajamos, nos la pasamos defendien­do el bolsillo para que no nos to­quen nuestro sueldo, ni directa ni indirectamente, con ajustes encu­biertos o no.


En mi provincia hemos frena­do la Ley Federal de Educación (está suspendida su aplicación), y esto gracias a la lucha de la comu­nidad, a que no aceptamos el va­ciamiento de la escuela pública.


Pero ahora lo que tenemos que impedir es el convenio de So­bisch con Repsol. Tenemos una mina de oro en la provincia con los hidrocarburos y la están rega­lando con ese convenio. Estamos como en la época de la coloniza­ción, que se nos llevaban el oro a cambio de pestes y porquerías que traían los españoles. Hoy, 500 años después, Sobisch quiere se­guir haciendo lo mismo.


Las empresas, además de lle­varse nuestras riquezas nos des­truyen el medio ambiente (queda un daño ambiental que las Nacio­nes Unidas han valuado en mil millones de dólares). Por ejemplo, el río Neuquén ya está empetrolado.


De esta actividad, además, en la provincia no queda nada, sola­mente el 12% de regalías (cabe aclarar que en Perú las regalías son del 37%).


Las inversiones que promete Repsol engloban lo que podríamos llamar el costo de la explotación del negocio, es decir, lo que año a año deben invertir en equipa­miento, insumos, tecnología e ins­talaciones.


El 60% de la actividad petrole­ra de la provincia está en manos de Repsol, y con esto tiene en la provincia una rentabilidad neta (ganancia) de 1.600 pesos por mi­nuto. Cualquiera se da cuenta de que es una vil entrega de las ri­quezas de nuestros suelos lo que propone el gobernador.


Esa riqueza la tendríamos que extraer nosotros, los neuquinos.