Sobre la crítica a Oviedo y la cuestión nacional

Respecto del Correo enviado por el compañero Ender Coskum (Prensa Obrera N° 787, 9/1/03), me gustaría señalar ciertos errores de interpretación acerca del artículo de Luis Oviedo (Prensa Obrera, N 782, 28/11/2002) y el carácter oportunista de sus posiciones, en relación a la cuestión nacional kurda.


En primer lugar, no es correcto (en un sentido lógico), que el planteo de Oviedo: “No es el poderío militar sino las insalvables limitaciones del nacionalismo iraquí lo que le da al imperialismo una carta de victoria”, implique una “vía de adaptación al nacionalismo colonial iraquí” sino todo lo contrario. Oviedo lo que hace aquí, como debe hacer todo marxista, es denunciar las limitaciones de la burguesía nacional (en este caso el partido de Baath) en la lucha antiimperialista y de liberación nacional. Esto se debe a que para la burguesía es mucho más importante asegurarse sus privilegios de clase políticos y económicos, que librar una lucha consecuente y hasta el final por la liberación de toda la nación.


Ahora esto no quiere decir que los marxistas deban negarse a la táctica de frente único con la burguesía nacional, en la medida en que ésta lucha contra las fuerzas colonialistas. Como dice Lenin, en su crítica a la concepción economicista de Rosa Luxemburgo: “En el nacionalismo burgués de cualquier nación oprimida hay un contenido democrático general contra la opresión, y a este contenido le prestamos un apoyo incondicional” (V.I. Lenin, La política nacional y el internacionalismo proletario, Ed. Anteo, 1974). Es decir: los marxistas debemos apoyar la lucha de la burguesía iraquí frente al imperialismo yanqui y también debemos apoyar la lucha de la burguesía kurda frente a la opresión de las diferentes fuerzas coloniales. Pero, a la vez, “en la medida en que la burguesía de la nación oprimida está por su nacionalismo burgués, nosotros estamos en contra (…) en modo alguno transigimos con las aspiraciones de la nación oprimida a los privilegios” (ibídem). Es esto mismo lo que hace Oviedo al marcar las limitaciones del nacionalismo iraquí y de la burguesía kurda.


Por el contrario, ésta no es la posición del compañero E. Coskum al preguntarse: “¿qué pasa si el PDK y la UPK (partidos de la burguesía kurda) alcanzan un acuerdo con el imperialismo norteamericano por un Estado independiente? ¿Luchamos contra ellos? ¡Seguramente no!” (PO, N° 787, 9/1). ¡Nada más oportunista que esta posición!, ya que lejos de delimitarse y desenmascarar los objetivos de la burguesía kurda, se encolumna detrás de ella, dejando de lado toda independencia de clase, y lo que es peor, apoya y hace la vista gorda frente al imperialismo yanqui, dándole vía libre para su cruzada contra el pueblo iraquí. Todo lo contrario se puede leer en Lenin: “El proletariado se limita, por así decir, a la reivindicación negativa del reconocimiento del derecho a la autodeterminación, sin dar garantías a ninguna nación, y sin comprometerse a dar nada a expensas de otra nación” (V. I. Lenin, op. cit.).


Los marxistas debemos apoyar toda lucha de los pueblos por su autodeterminación nacional, por la igualdad entre todas las naciones, pero por eso mismo debemos estar en contra de todo exclusivismo y privilegio nacional. En contra de todo tipo de opresión.


La raíz del oportunismo de E. Coskum se encuentra en el método de análisis que utiliza; es decir, para él las cosas son negras o blancas. De esta manera analiza la realidad en forma estática y no dialéctica. O se está con la burguesía nacional o no se está. Esto es falso. El proletariado, en la lucha antiimperialista, apoya y no apoya a la burguesía nacional, según le convenga a sus intereses de clase. Para el proletariado lo importante es asegurar y crear las mejores condiciones para el desarrollo de su clase en la lucha por el poder. Por lo tanto, una política revolucionaria, en relación a los sectores burgueses que luchan contra la opresión extranjera, debe ser la de “golpear juntos pero marchar separados”. De lo contrario le haremos el juego a la burguesía, ya sea dejándole el terreno libre en la lucha contra el enemigo externo, ya sea disolviéndonos detrás de ella en perjuicio de nuestros propios intereses de clase.


Espero haber aportado al debate. Saludos revolucionarios.


Viva la revolución socialista!