Un ejemplo a desechar. Un ejemplo a seguir

Compañeros:


Quiero corregir un punto de mi carta anterior referente a la intervención de “Palito” Ortega en el “Encuentro Nacional de Mujeres”. Luego de enviar mi última carta (publicada en Prensa Obrera Nº 408) mostré una copia a la persona que me suministró la información, quien me señaló que ese punto no había quedado bien aclarado. En realidad, dice, Palito quería “comerse” políticamente el Encuentro. Quiso aparecer en la apertura del mismo. Al serle negada esa posibilidad, aun trató de imponer a otras dos figuras del gobierno (una de ellas, la monja Perrini), las que también fueron rechazadas.


La sigla de la organización vinculada a las iglesias con sede en Europa es ICCO, no OCCI, como erróneamente escribí en mi carta.


Con respecto al último artículo de Daniel Blanco, publicado en PO Nº 409, debo decir que continúo en desacuerdo con sus análisis y conclusiones esquemáticas (hay que ser muy audaz en el razonamiento, y a la vez muy descuidado, para establecer una identidad entre el papel represivo del imperialismo en Somalía e Irak y las luchas liberadoras de las mujeres reunidas en el Encuentro Nacional de Mujeres). No insistiré en mis argumentos pues tengo la sensación de que me voy enredando en un debate muy viciado: por un lado, una persona (D.B.) empecinada en “cerrar” una caracterización sea  como sea, por motivos que desconozco (aunque puedo sospechar). Por otro lado, otra persona (yo) tratando de evitar que se cierre una caracterización sin que se cuente con los elementos necesarios para tal (ahora, felizmente, se han sumado nuevas voces).


Saludo las intervenciones de las compañeras Dora, Alicia y Miriam, que van proponiendo otros enfoques muy interesantes al debate.


Quiero sugerir a los compañeros del partido (modesta sugerencia) que no se apresuren en hacer una caracterización acabada del Encuentro. Me parece muy razonable y conveniente que se espere la realización de un nuevo Encuentro (sin perjuicio de que siga la discusión), en donde participen otras compañeras militantes del PO y que expresen sus opiniones basadas en la experiencia, las cuales pueden coincidir, o no, con las mías, o con las de Daniel Blanco, o aun pueden presentar enforques completamente distintos. Esto me parece muy importante, pues cuando me dicen que el Encuentro es distraccionista, pienso que no deja de ser una verdad para algunos. ¿Por qué? Porque es muy razonable pensar que resulta realmente distraccionista para los hombres, quienes obviamente no son las víctimas principales de esta opresión (y hay que ver hasta qué punto o de qué manera eso afecta a los análisis).  Por eso me gustaría escuchar la opinión de las mujeres del PO, quienes van a opinar no sólo desde el punto de vista del trabajador explotado, sino también desde el punto de vista de su condición de mujer.


Por mi parte, quiero detener ese viciado y tedioso juego de “ping-pong”: “Respuesta a Lucía”, “Respuesta a Daniel” y así sucesivamente. En su último artículo, Daniel mencionó mi nombre 11 veces. En el artículo publicado en PO Nº 406, lo mencionó 12 veces (y eso que yo no le pedí que me hiciera propaganda).


Dice que es “presuntuoso” de mi parte considerar que mi carta generó el presente debate en el PO (aunque debo reconocer que el mérito es del Encuentro Nacional de Mujeres, en primer lugar), pero a la vez repite incansablemente mi nombre… (¡y aún quieren convencerme de que no hay nada personal!).


Ese romance, compañeros, YO SE LO REGALO.


Quiero destacar la nota publicada en PO Nº 409: “Cómo debate un partido revolucionario”. Celebro la conducta, tanto del joven secundario que supo presentar sus críticas, como del viejo militante y dirigente que respondió con la altura y el desapego de un verdadero revolucionario. Más que una pintura de cómo debate un partido revolucionario, lo tomo yo como un ejemplo a ser seguido en todos y cada uno de los lugares y debates del PO.


San Miguel de Tucumán