Correo de lectores
16/2/1995|438
Xenofobia
Seguir
¿Quién dice que no estamos en el “primer mundo’? En el “primer mundo”‘, en Estados Unidos han logrado apoyo quienes propician la exclusión de las escuelas y de la atención hospitalaria gratuita a los residentes “ilegales” y a sus hijos; en Alemania se incendian las casas donde viven inmigrantes legales o no; en Gran Bretaña se busca cómo perseguir a los extranjeros de piel más o menos oscura; en la Argentina, las autoridades municipales de nuestra Capital acaban de señalar que “demasiados” “extranjeros ” están siendo atendidos en nuestros hospitales.
Las autoridades municipales han distribuido informaciones donde se señala que los ciudadanos de Buenos Aíres están pagando los servicios médicos de los extranjeros, parece ser que considerable car«’ dad de chilenos, paraguayos bolivianos, peruanos, uruguayos, así lo señala especialmente, “hasta brasileño” “vienen a hacerse operar” a nuestro país. En verdad, la cosa no es nueva; durante el gobierno riel inefable Onganía, cuando se indicaba la conveniencia de cerrar el Hospital Rawson, se aducía que en ese establecimiento, mantenido con los impuestos que pagamos los habitantes de la Capital, se atendían “extranjeros” también ¡procedentes de… Avellaneda… que no pagan impuestos municipales!
Sospecho que no debe tratarse de ninguna maldad, sino de una cosa mucho más grave y peligrosa: la estupidez. Tengo el temor de que no sea una política determinada por otra razón que el propósito ingenuo de parecerse al primer mundo, adoptando las medidas más idiotas, las que se dirigen a interpretar los gustos e inclinaciones de los sectores más imbéciles. En el oeste de los Estados Unidos existe una seria cuestión contra el idioma castellano: hace poco supimos del caso de un médico que amonestó —o despidió, no se aclaré— a una muchacha, enfermera, porque había hablado en castellano con otra. Se hizo notar que esa enfermera formaba parte del plantel que había sido elegido precisamente porque hablaba castellano, en razón de que había de tener facilidad para comunicarse con una parte considerable de los pacientes, que precisamente hablan, a veces exclusivamente, el castellano. Más al norte, en el estado de Oregon, una señora hizo juicio contra el dueño de un bar o restaurante, que pretendía impedir que se habíase castellano en su negocio…
Las agencias noticiosas no hablan de las cuestiones que deben haberse originado por el “Muro del Río Grande”, que se extiende por millares de kilómetros de la frontera de EE.UU. con México, aunque hace poco he visto una foto de un mexicano saltando sobre el alambrado… Nuestras fronteras, para desgracia de estos enemigos de los “extranjeros”, resultan demasiado extensas, pero puede esperarse cualquier cosa.
En los comienzos de la campaña antisemita en Polonia, se implantó para los escolares judíos el “banco amarillo”; Hitler, con una genial disposición, prohibió a los niños judíos que tuviesen perro… A ver qué se les ocurre a nuestros “nacionalistas”