Maradona: Sin anestesia

Maradona está jugando ya con la muerte. Adicto desde los 21 años, su periplo con la droga se arrastra desde 1982, cuando fue vendido al Barcelona y atravesó una situación deportivamente difícil. Diecinueve años de adicción. Las estadísticas mundiales señalan que sólo tiene posibilidad de recuperarse, el 30% de los adictos con menos de 10 años de consumo; y sólo un cinco por ciento entre quienes pasaron ese límite de tiempo. Las pérdidas neurológicas y cardiológicas, sin embargo, son, a veces tan irreparables, que un individuo que haya hecho un buen tratamiento queda igualmente discapacitado.


Maradona revista ya en este segundo segmento. El cardiólogo Carlos Alvarez señala que está afectado por una intoxicación aguda: “Además de cocaína -declaró-, tomó una gran variedad de fármacos, como pastillas para adelgazar, derivados de la efedrina, medicamentos para la tiroides; Maradona tiene una conducta adictiva y toma drogas permanentemente, sin control medico” (Clarín, 12/1). “Los próximos estudios -agregó- evaluarán en forma cierta cuántos músculos posee sanos, porque dañados tiene muchos, tiene una gran dilatación cardíaca y tiene lesiones en el músculo cardíaco” (Crónica, 10/1).


Un cuadro, tal cual lo señalaron varios especialistas, cercano a la muerte.


 


Intoxicación social


Maradona se ha colocado en la recta final en forma acelerada. El adicto crea un entorno y el entorno alimenta al adicto. Cualquier chico de barrio que quiere ‘zafar’ de la droga con un tratamiento anti-adicciones, en un centro de recuperación, sabe que un adicto no debe manejar dinero, no debe tomar alcohol, debe romper con su círculo de amistades adictas, tener un horario y asumir responsabilidades de trabajo.


El ‘tratamiento’ de Maradona ha sido Punta del Este, los bailes del tratante de blancas Pancho Dotto o los ‘amigos’ narcotraficantes del penal de Villa Devoto de Cóppola, como Ferro Viera. La fiesta perpetua; un cuadro de impunidad total, permitido por el poder político argentino. Ahora queda claro que la libertad de Cóppola ante el affaire del ‘jarrón’ fue una arbitraría decisión política del menemismo. Ahora están todas las ‘pruebas’ que no pudo presentar, en su momento, el hoy prófugo juez Bernasconi.


Esta intoxicación social, sin embargo, no se produce por este entorno circunstancial pues Maradona se ha drogado con todos los ‘managers’. Es el marco de permisividad necesario para su utilización mediática por parte del poder político lo que ha perdido definitivamente a Maradona.


Pero no hay que olvidar que la impunidad de que gozaba Diego es un ‘beneficio’ sólo para pocos. En la sociedad capitalista, el adicto es más perseguido que los narcotraficantes. Preguntado Ferro Viera de qué vive, quien le suministró las últimas dosis de droga a Maradona señaló: “Hice trabajos para varias comunas, no solamente para Julio Alak (el actual intendente de La Plata), porque hago trabajos de publicidad desde los tiempos de los militares” (Crónica, 11/11). Ferro Viera es, claramente, un ‘protegido’, alguien que estaba en Devoto hace unos años, es hoy el publicista de las comunas.


La droga está metida hasta los tuétanos en el poder político. Maradona fue un niño mimado de Menem, al igual que Charly García, quien hasta grabó un CD en la residencia de Olivos. Menem fue uno de los primeros en visitar la clínica Cantegril, y sus declaraciones no tienen desperdicio: “Estoy contento porque mi amigo está bien y sólo tiene que controlar su hipertensión” (Clarín, 5/1). Pero nadie quiere quedar mal. De la Rúa señaló: “deseo que se reponga por las alegrías que nos ha dado” (ídem). Otra: “Mi familia y todos nosotros vamos a rezar por su pronto restablecimiento” (Cavallo en Página 12, 9/1). El poder político mira para otro lado, deja que la corrupción y el narcotráfico sigan, con su producción de beneficios financieros y víctimas humanas. Esta es la línea ética de, ya sean liberales, radicales o frepasistas.


Hay miles y miles de jóvenes destruidos por la droga, que se pudren en las cárceles. Hay miles en los barrios obreros y en las villas consumiendo desde poxiran y marihuana hasta todo tipo de falopas baratas, condenados a no salir jamás de ese infierno por falta de trabajo, de educación y de salud. Pero ellos no gozan del perdón ni del futuro de los Cóppola y los Ferro Viera, ahijados de los poderes políticos de turno.


Para la clase obrera, para la juventud debe quedar una enseñanza: Maradona ya no ‘zafa’. Lucraron con su apogeo, lucran con su decadencia y van a lucrar con su muerte. En el mejor de los casos será un discapacitado de ‘lujo’. Maradona va a pagar con su vida el circo que armaron alrededor suyo, como lo pagaron Olmedo y Monzón.


Para los que no son famosos y tienen los mismos problemas o hijos adictos, hay una posibilidad si se aplican a una tarea pendiente: terminar con esta clase social capitalista, responsable única de la comercialización de la droga en el mundo, para su beneficio. Esa tarea no la puede realizar ningún adicto famoso, sólo se puede con la clase obrera.