“Recursos humanos”

Comienza con la imagen de fábricas funcionando. El que las ve es Frank, un estudiante de administración de empresas que regresa a su pueblo a hacer una pasantía en el departamento de Recursos Humanos en la misma fábrica donde su papá es obrero desde hace treinta años. Frank cree que con sus propuestas puede desbloquear las negociaciones sobre la reducción de la jornada laboral (a 35 horas) que enfrenta a la dirección (patrones) con los sindicatos. Pero tan pronto consigue la aprobación de los gerentes para realizar una consulta entre el personal, advierte que está siendo utilizado para un plan de reestructuración que implica el despido de varios empleados, entre ellos su padre.


Esta conciencia lleva a Frank a luchar contra los despidos. El padre prefiere que no se oponga a la patronal, que se alíe a ella para alcanzar otro destino social; para esto es que, dice, la familia habría hecho sacrificios. En defensa de esta idea hasta carnerea la huelga de la que participa su hijo.


Los huelguistas toman la fábrica. Este será el momento en que el hijo apaga la máquina del padre y le grita: “Tengo vergüenza de ser el hijo de un obrero, vergüenza de ser tu hijo, vergüenza de tener vergüenza; y vos me generaste esa vergüenza, sos vos el que no ama a su clase. Y ahora hasta tengo vergüenza de estar preparado, de saber hablar para defender a la patronal”. Este enfrentamiento despertará al padre, que pasa a participar activamente en la toma de fábrica.


Hay otro personaje fundamental, un obrero, joven, compañero de máquina del padre y compinche de Frank. En la lucha, una madrugada, trago de por medio, denuncia el diario trabajo embrutecedor frente a la máquina; reflexiona sobre la condición obrera en su totalidad, no únicamente sobre la pelea por el salario.


La razón de esta película, según su director, sería “que en Francia la gente ha retomado su interés por el movimiento social, que reapareció en el ‘95, en una importante huelga del transporte. La gente que fue víctima de esta huelga decidió apoyar a los huelguistas, en lugar de enojarse con ellos, así comenzaron a surgir instituciones de lucha contra el desempleo, los sin techo, la discriminación de extranjeros. Y el cine ha sido tal vez el reflejo de ello” (La Nación, 13/6).


“Recursos Humanos” ha recibido premios y la prensa (burguesa) la ha calificado como excelente, porque, dice, “no cae jamás en la bajada de línea”. “Afloran *comenta La Nación (15/6)* los sentimientos, los dilemas, las disyuntivas, se ponen en juego cuestiones como la solidaridad o el beneficio individual, la prescindibilidad de la mano de obra no calificada (especialmente entre los trabajadores más veteranos) en tiempos de la automatización”. Para el director el foco es el “drama familiar”, y el Drama como género de obra presenta al mundo “tal cual es”, es decir, el mundo capitalista. La clase obrera francesa que muestra la película no tiene un programa independiente del Estado.


Actores, personajes y derechos laborales


Un tema que excede esta nota es que la película fue filmada con un solo actor profesional; el resto de los personajes son interpretados por obreros, sindicalistas y patrones reales, lo que obliga al director a reconocer que le “interesa trabajar con actores amateurs”, porque “me evitan fabricar el nivel social”; es decir que el personaje no es tal, sino que el actor ‘es’ el personaje, perdiendo así la persona su condición de tal y reduciéndose a materia prima para un film. Más allá del sentido ideológico del asunto, habría que averiguar cómo incide esta contratación de mano de obra no calificada para un film, en las condiciones de trabajo de los actores franceses.