Cultura

23/8/2018

A cincuenta años de “Chiquilín de Bachín”, el niño de mil años

El tango de Horacio Ferrer y Ástor Piazzolla retrató la historia de los pibes de la calle.

Las letras de las canciones no suelen tener peso específico propio, sino que necesitan de la música y la voz a su alrededor para funcionar como una obra total. Sin embargo, hay letras que si uno las lee solas, aun despojándolas de todo sonido, mantienen igual su potencia y hermosura. Es el caso de “Chiquilín de Bachín”, la letra de Horacio Ferrer que, al leerse sólo como un poema, ya vale su historia que cumple 50 años, pero que si además se le suma la música de Ástor Piazzolla ya estamos ante una obra sublime.


Fue en octubre de 2016 cuando la Academia Sueca le dio el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, pero hacía más de 50 años que la leyenda del folk había expresado con su obra que la lírica de la canción popular también es literatura. Y en ese lugar hay que poner a “Chiquilín de Bachín” (1968), grabada por Amelita Baltar en noviembre de 1969 en un disco simple como contracara de otro monumento del género, “Balada para un loco”, también de Ferrer. Roberto Goyeneche, un mes después, eternizó ambos temas con esa perfecta voz de graznido y bandoneón.


Es aquella versión de Goyeneche y Piazzolla, en particular, la que estremece, la que duele, la que hace cerrar los ojos. Canta el ‘Polaco’ sobre el angelito de bluyín, el carasucia que vende rosas por las mesas del boliche de Bachín. La historia ya fue contada: el chiquilín de Bachín es Pablo González, quien tenía 8 años en 1968 cuando Ferrer lo conoció precisamente en “Bachín”, el restaurante que estaba en Sarmiento y Montevideo.



El ‘Chiquilín’ era un lustrabotas que yiraba por la zona del bajo de la avenida Alem y abría puertas de los taxis por unas monedas. Lo hacía por su vieja, María Elena, y sus hermanitos Elisa y Luisito, con quienes vivía en una piecita de hotel en Alem y Marcelo T. de Alvear. Como no alcanzaba, comenzó a vender flores en la zona de los teatros a la madrugada y dejó la escuela en tercer grado. Ferrer lo dijo mejor que nadie en 99 caracteres: cuando el sol pone a los pibes delantales de aprender, él aprende cuánto cero le quedaba por saber.


Esta historia, la del niño de mil años, desangra además por su vigencia: no hay más que caminar hoy por la avenida Alem para hallar esa historia, otras e iguales a la vez, no hay más que sentarse en un café de la calle Corrientes para ver a los mismo pibes, los carasucias, con las estampitas pasando por las mesas.


El tango ha dado poetas esplendorosos como Enrique Santos Discépolo, Homero Manzi, Celedonio Flores, Enrique Cadícamo, Homero Expósito y, por supuesto, Horacio Ferrer quien murió en diciembre de 2014 a sus 81 años con su “alma mía, vamos yendo, llega el día, no llorés”. Su trabajo junto al maestro Piazzolla –aquel que dijo sobre “Balada para un loco” que era “un misil”– le dio otra elevación al género y marcó generaciones.


El siglo XX, que dinamitó todo, hizo comprender que nadie puede decir “qué” es el arte, sino que el concepto correcto es “cuándo” hay arte. “Chiliquín de Bachín”, ese que mira a su madre pero no la quiere ver, persiste porque su tiempo de ayer también es el de hoy.



 


Letra


Por las noches, caras sucias

de angelito con bluyín

vende rosas en las mesas

del boliche de Bachín

Si la luna brilla

sobre la parilla

come luna y pan de hollín

Cada día en su tristeza

que no quiere amanecer

lo madruga un seis de enero

con la estrella del revés

y tres reyes gatos

roban sus zapatos

uno izquierdo y el otro ¡también!

Chiquilín

dame un ramo de voz

así salgo a vender

mis vergüenzas en flor

baleame con tres rosas

que duelan a cuenta

del hambre que no te entendí

Chiquilín

Cuando el sol pone a los pibes

delantales de aprender

él aprende cuánto cero

le quedaba por saber

Y a su madre mira

yira que te yira

pero no la quiere ver

Cada día, en la basura

con un pan y un tallarín

se fabrica un barrilete

para irse ¡y sigue aquí!

Es un hombre extraño

niño de mil años

que por dentro le enreda el piolín

Chiquilín

dame un ramo de voz

así salgo a vender

mis vergüenzas en flor

Baleame con tres rosas

que duelan a cuenta

del hambre que no te entendí

Chiquilín

Compositores: Astor Pantaleon Piazzolla / Horacio Ferrer