Cultura

8/2/2007|980

Actitud Telerman: ¿Más o menos cultura?

LuchArte


El gobierno de Telerman se ha lanzado a un Megaplan Cultural de Verano: más de 380 actividades, 784 artistas, 28 escenarios , conciertos, recitales, teatro, cine, etc. Empresario cultural, privatista, amigo de la Iglesia, destructor de los circuitos alternativos de cultura y uno de los jefes de la mafia de empresarios y estado que provocó la Masacre de Cromañón, la pregunta es, que se trae entre manos. Ya en 1999 como candidato duhaldista, se refería a la cultura como productora de “beneficios económicos y, no solo como goce espiritual” y explicaba las ventajas de “operaciones comerciales e industriales acompañadas de eventos de promoción cultural” (radar, 17/10/99). La utilización por el capitalismo de la cultura como transmisora de ideología y ganancias se da no sólo en el beneficio por la venta de producciones artÍsticas sino también en su sponsorizacion o publicidad. La reciente ley de Mecenazgo de la ciudad, permite destinar impuestos sobre ingresos brutos hacia eventos culturales, pudiendo aparecer como sponsor de los mismos. Negocio redondo, no hay aporte de capital extra y permite que las empresas se publiciten y digiten la cultura. En este megaoperativo cultural el producto a vender es la reelección de Teleman.


 


La cultura atendida por sus dueños: Los negociados de Telerman-Albistur.


 


El objetivo central es la gran caja de la ciudad pero no desatiende su negocio cultural. Para cualquier evento artístico la publicidad es clave, quien la tiene domina el negocio. Las carteleras de la ciudad han sido concedidas durante años y sin pagar canon a Albistur, secretario de Medios de Kirchner y propietario de ND Ateneo. Un negocio de 1.700 millones de pesos. Telerman ayudó a que Albistur pasara de ser un mediocre publicitario de las campañas del PJ a empresario millonario. “La propaganda callejera es el segundo medio de promoción en importancia, después de la TV (Perfil). Este negocio excede al de cultura, pero en lo que atañe a ésta, Albistur —Telerman funcionan bien. Ambos regentean sus “boliches” ND Ateneo y La Trastienda y junto con el Tasso (de un pariente de Albistur) dominan las contrataciones de los espectáculos musicales porteños. El otro “socio” era Chaban. El negocio funciona así, dueños de la publicidad callejera, también chantajean a los artistas. Les venden un paquete de publicidad y actuaciones privado-estatal con contrato de exclusividad para no actuar en la “competencia”. La cartelera de La Trastienda “milagrosamente” coincide con las principales figuras que actúan en el “Veranito cultural”. Fiel al empresariado cultural, estos megaeventos no se contraponen con la andanada de megarecitales privados que vendrán… a partir de marzo, cuando termine el traslado a los lugares de veraneo de los grandes espectáculos. No es casual que La Trastienda y ND Ateneo “cierren por refacciones” en este período.


 


Ataque a los lugares alternativos de cultura. Las listas negras. El precio de las entradas


 


Después de Cromañon se han clausurado boliches y centros culturales independientes por razones de “seguridad”. El circuito privado pudo reacomodarse trasladando al precio de las entradas los “nuevos costos” (una entrada promedio en La Trastienda no baja de los 40 a 120 pesos). La mayoría de los lugares alternativos, muchos gratuitos, cuyo público es el de menor poder adquisitivo han colapsado. Las clausuras son un pretexto para concentrar el negocio del espectáculo en un puñado de empresarios, mientras miles de artistas están sin trabajo. Pero también le permite monopolizar y digitar los eventos culturales gratuitos. El gobierno de la ciudad, se ha lanzado a una caza de brujas. Existen listas negras de artistas. El MUR y Autoconvocados por el Tango como muchos más han sido excluidos de la programación estatal. Su pecado es levantar la voz. Cualquier expresión del Argentinazo y protesta es un límite preciso para ser contratado.


 


Telerman gobierna para la clase explotadora.


 


Ha promovido la privatización de la cultura. Fomentando leyes y eventos que permitan al capital apropiarse de este bien social. Industrias culturales con fondos estatales, privatización y tercerización de espacios y teatros públicos como el Colon, fomento del negocio de las galerías privadas y a la vez el empleador más negrero. La cultura vinculada al negocio del turismo, del juego, de la prostitución y de la especulación inmobiliaria. La principal barrera que separa a los explotados de la cultura es el empobrecimiento general al que nos condena el régimen capitalista. Donde la mayoría de la población tiene salarios de hambre, no hay lugar para el disfrute ni el ejercicio de la creación artística. Sólo una transformación de la sociedad en la cual los bienes culturales estén dirigidos por los que los producen podrá poner fin a este régimen donde el lucro esta colocado como fin supremo, creara las condiciones para la mas absoluta libertad en el arte , terminara con la explotación de artistas y permitirá el acceso de los trabajadores a la cultura


 


Para Telerman, el amigo de Bergoglio, la cultura es una moneda de cambio.