La marcha al Congreso convocada por la Coordinadora de Trabajadores de la Cultura (integrada por más de treinta asociaciones, sindicatos, grupos y movimientos de lucha en defensa de la cultura) fue multitudinaria.

La constitución de esta Coordinadora es un paso indispensable, y planteamos también la necesidad de llamar a un congreso nacional en defensa de la cultura, para discutir un plan de lucha.

Es necesario que los trabajadores de la cultura tomemos en nuestras manos el control del presupuesto, los concursos y las programaciones culturales del Estado para que los funcionarios no usufructúen nuestra lucha en favor propio. Para que nuestra lucha tenga un mayor alcance, debemos ligarla a las luchas que están librando otros sectores de trabajadores ocupados y desocupados.

Seguimos reclamando las consignas que presidieron la gran movilización del 28 de noviembre: no al ajuste, por el mantenimiento de los presupuestos en cultura para el 2001 y ampliación para el 2002; ningún despido, mantenimiento de todos los puestos de trabajo; cumplimiento de nuestras leyes *de tango, de teatro, de cine, etc.*; trabajo para todos; democratización de las programaciones culturales en espacios oficiales, por medio del llamado a concursos públicos.