Cultura

15/4/2015|1359

“Birdman” o los límites del arte bajo el capitalismo


Un actor maduro, que ha tenido un enorme éxito de taquilla con un tanque de Hollywood encarnando a un superhéroe llamado Birdman, decide probar suerte en Broadway con una obra, que protagoniza y dirige, adaptación para el teatro de un cuento del escritor norteamericano Raymond Carver. La película ganadora del Oscar encuentra en esta historia tema para mostrar los límites que el capitalismo, con su industria cultural, impone a la creación artística.


Al igual que muchos actores que se han reproducido siempre en el mismo papel -tal el caso de Johnny Weismüller como Tarzán o el de Bela Lugosi como Drácula- y que terminaron en un neuropsiquiátrico creyéndose sus personajes, el actor en cuestión, encarnado magistralmente por Michael Keaton, es reconocido exclusivamente por su papel en Birdman, y perseguido por los fans en busca de autógrafos. El desea escapar de ese estereotipo y ser reconocido como artista, y, como muchos grandes de Hollywood, prueba suerte en el teatro, verdadera fuente original para cualquier actor.


Como director, debe lidiar con las frustraciones y angustias de los demás actores, ahora a sus órdenes, y como actor, competir en la escena con uno más joven y exitoso -un excelente personaje encarnado por Edward Norton-, además de mimado por la prensa especializada.


Los personajes enfrentan todas las peripecias que debe enfrentar un artista que pretende mostrar su obra y mantenerse independiente de los dictámenes de la industria, desde la falta de presupuesto -aportado por un productor de escasas espaldas- hasta el papel de los grandes medios monopólicos, que apoyan los éxitos de taquilla como el de Birdman, porque mantienen pujante el negocio del espectáculo y la ideología de que el arte es sólo eso. Así, pretenden destruir el trabajo genuino de un artista que intenta escapar de ese sistema.


La película permite clarificar que no hay modo en que el artista pueda escaparse del mercado del arte. Pero no es Broadway -que es parte de la misma industria cultural- el camino de la realización del artista, sino otra expresión de su imposibilidad. Sobre nuevas bases sociales construiremos la independencia en el arte y, por lo tanto, su liberación definitiva.