Cultura

3/5/2021

“Cantar para los unos y los otros”

Ella Fitzgerald (25 de Abril de 1917 - 15 de Junio de1996).

Apodada “La Primera Dama de la Canción”, Ella Fitzgerald fue la cantante de jazz femenina más popular en los Estados Unidos durante más de medio siglo. En su vida, ganó 13 premios Grammy y vendió más de 40 millones de álbumes.

Proveniente de una familia humilde, durante su adolescencia y en lo que se dio a llamar en los EE.UU la “Gran Depresión”, perdió en pocos años a sus padres y a su hermana menor. De asilos a padres adoptivos y viviendo casi en la clandestinidad, pasó finalmente a conseguir un salario decente como cantante. Es así que tiempo después, en junio de 1939, fallecido su mentor y director de orquesta, el baterista Chick Webb, Ella asume la abrumadora tarea de liderar una orquesta compuesta exclusivamente por hombres; que pasó a llamarse “Ella Fitzgerald y su famosa Banda”.

Y así llegamos de un pantallazo al momento en que adorada por sus pares y apreciada por un aún reducido número de espectadores, conoce a quienes la conducirán a la fama.

Durante 1946 y de gira con la banda de Dizzy Gillespie, se enamora del reconocido bajista Ray Brown, con quien se casa y juntos adoptan un hijo, Ray, Jr. En ese momento, Ray padre, trabajaba para el productor y manager Norman Granz en la popular gira “Jazz at the Philharmonic”. La vida de la señora Fitzgerald cambia cuando Norman Granz se convierte en su manager; y la invita a unirse a las sesiones de improvisación durante la gira de 1949.

“Había llegado al punto en que solo cantaba be-bop”, recordó más tarde Ella. “Pensé que el bop lo era todo y que sólo tenía que ir a donde me llamaran y cantarlo, pero llegó un punto en el que dejaron de contratarme. Entonces me di cuenta de que había algo más en la música que sólo el bop. Llegó Norman, y sintió que yo debía hacer otras cosas, así que produjo conmigo ‘The Cole Porter Songbook’. Este fue un punto de inflexión en mi vida”.

Su relación con Granz se transformó rápidamente en una de las asociaciones entre artistas y managers más productivas de la historia del jazz. Fue bajo su supervisión que ella emprendió la serie de álbumes emblemáticos, los “Songbooks” (Cancioneros) que llevaron su voz a una gran audiencia que no tenía cultura jazzística.

Así fue que trabajó junto a Louis Armstrong en varios álbumes y comenzó a producir lo que algunos entendidos más exigentes dieron en llamar “la infame serie de cancioneros”.

Ocurre que de 1956 a 1964, y gracias al esplendor de los musicales de Broadway, graba versiones de los más aclamados compositores. Entre ellos Cole Porter, Duke Ellington, los hermanos Ira & George Gershwin, Johnny Mercer, Rodgers & Hart e Irving Berlin. Ira Gershwin llegó a decir públicamente de su voz: “Nunca supe lo buenas que eran nuestras canciones hasta que las escuché cantadas por Ella”.

Tal vez el esfuerzo por llegar a una audiencia mayor tuviera su precio. Tal vez los intérpretes, los músicos y los arregladores, se sintieron obligados a acentuar lo obvio, a acaramelar lo disonante y entretener sin inquietar. En definitiva se trataba de presentar un espectáculo para una enorme audiencia poco entendida en las lides del jazz.

Se dice que el bebop fue la rebelión de los músicos afrodescendientes, que al servicio de los bailarines blancos, decidieron dejar de tocar para que bailasen los otros y prefirieron tocar para ser escuchados por los suyos. Sus fraseos acelerados seguían el pulso de ciudades pujantes como Nueva York o Chicago; y muchas de aquellas series de notas difíciles de recordar para algunos, resultaron inolvidables para otros. Estos sonidos cautivan aún hoy a miles de oyentes; es que Ella supo cantar para los unos y los otros.