Cultura

8/3/2012|1213

Crisis en el Instituto Nacional del Teatro

Es el turno de la organización independiente de los teatristas

LuchArte Teatro

-Exclusivo de internet

La crisis largamente anunciada en el INT estalló hace menos de un mes.

Ausencia de publicidad de todo acto administrativo, de gastos y de balances, la falta de democracia en el funcionamiento, ausencia de federalismo en la gestión, rotación prebendaria de jurados reciclados en funcionarios, luego o paralelamente beneficiarios de subsidios, y vuelta a empezar después. Tales datos objetivos denuncian la gestión del Director Ejecutivo, Raúl Brambilla, quién detentaba esa responsabilidad desde hace ocho años y que accediera a ese cargo en tiempos de la Alianza. Y que fuera ratificado por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner (dado que su nombramiento es potestad del poder Ejecutivo Nacional), mediante gestión de los Secretarios de Cultura José Nun primero, y Jorge Coscia después.

El epicentro fue la reunión del Consejo Directivo de hace tres semanas, donde un sector muy cuestionado, que ocupara cargos y responsabilidades en el Instituto se organizó para reclamar la renuncia del cuestionado Director Ejecutivo, algo que efectivamente se produjo.

Un grupo de teatristas heterogéneo (actores, dueños de salas, periodistas, dirigentes de Argentores) generó una autoconvocatoria , primero para ingresar en la reunión del Consejo -algo que no les fuera permitido-, y después otra para discutir la situación. El objetivo es no convalidar un recambio de camarillas, ajeno al interés y al debate de la comunidad teatral. El camino elegido, una nota sugiriendo al Secretario Coscia que nombre a una persona proba, al tiempo de recomendar la publicidad de los actos y sugerir el inicio de una discusión para modificar la Ley del Teatro.

Luego de realizadas dos asambleas de los autoconvocados, la dirección de la Asociación Argentina de Actores, convoca a una asamblea para tratar el tema.

En ella se discute que corresponde intervenir en la crisis del INT, pero que la problemática del teatro independiente no empieza ni la resuelve el INT.

Se acuerda en que la energía que se ha movilizado en los últimos días al calor de los debates por el Instituto (asambleas en Córdoba, Chaco, Neuquén, Tucumán, Mendoza y gran Buenos Aires) no debe dilapidarse. Por eso se aprobó generar un espacio en Actores, abierto a la comunidad teatral; para discutir toda la problemática de la actividad del teatro independiente, incluyendo la coyuntura del INT, pero no acotándose a ella, ni a los tiempos que significan esperar la respuesta del Secretario de Cultura respecto del nuevo nombramiento, o de esperar a como se desarrolle su gestión.

La problemática de la inmensa mayoría de los actores que están fuera de los escasos circuitos de televisión o teatro comercial -ni hablar del cine-, no encuentra respuesta más que en una ínfima proporción en las líneas de subsidios del Instituto. Toda vez que, de los pocos datos que pueden conocerse, uno es el de la “suba indiscriminada del gasto administrativo, que por ley no puede superar al 10% del presupuesto, pero que alcanza el 35% “, denunciado por los compañeros de la Coordinadora de Trabajadores de la Cultura de Tucumán (El Periódico, 24/2), o el 40% como se señalara en la Asamblea de los Autoconvocados.

El desarrollo de la actividad mediante el sostén de la producción, de la difusión y circulación de las obras, el establecimiento de circuitos de gira (barriales, escolares, provinciales, nacionales), pagos para los teatristas y gratuitos para la comunidad espectadora, la utilización de espacios oficiales, de clubes y sociedades de fomento; y de teatros naturalmente; la disposición de espacios para la producción (ensayos, investigación), la gestación de nuevos eventos, la discusión respecto de la transitoriedad de algunos eventos que insumen en diez días el presupuesto anual de organismos, la multiplicación de espacios en fiestas y festivales (para los elencos y, fundamentalmente, para el público), el debate respecto de la situación previsional de los “viejos” actores, lo pertinente a las condiciones de trabajo en los teatros oficiales y comerciales; la necesidad de constituir comedias municipales, provinciales y nacional, el uso y gestión de los coliseos oficiales, entre otros, sirven de muestra para ponderar la necesidad de dotarnos de un espacio independiente de debate y de organización.

Y a pensar que poner en pié una gran agrupación de teatristas independientes de las prebendas estatales y de los partidos patronales, como en el actual caso del INT, resulta indispensable.