Cultura

19/7/2020

“El arte es cosa del espíritu, pero este vibra con lo que pasa y uno no puede estar ajeno a eso”

Carlos Lastra, Juan Pablo Navarro y Mayra Dómine, artistas de jazz, hablaron en la radio de Músicxs Organizadxs sobre la historia social del género, los procesos creativos y la situación durante la pandemia.

Músicxs Organizadxs

Carlos Lastra, Juan Pablo Navarro y Mayra Dómine.

Como parte de unos días intensos para artistas y trabajadores de la cultura, que incluyeron una asamblea nacional, un festival online y una caravana desde el Congreso hasta el CCK para reclamar una compensación salarial de 30 mil pesos mensuales, este viernes 17 tuvo lugar la octava edición de la Radio de Músicxs Organizadxs (MO).

El jazz fue el protagonista de la noche, con entrevistas al contrabajista Juan Pablo Navarro, a la pianista Mayra Dómine y al saxofonista Carlos Lastra, realizadas por Luis Mauregui (referente de MO, guitarrista y compositor).

Un músico versátil

Luis Mauregui arrancó el diálogo con Juan Pablo Navarro recordando el concierto en el ND Ateneo en que este acompañara al saxofonista de jazz Joe Lovano, donde lo descubrió y quedó impresionado.

Juan Pablo se destaca tanto en el mundo del jazz como en el tango con una enorme solidez, siendo reconocido por sus colegas. El contrabajista contó que el trayecto hasta acá se dio en forma natural: primero tocando la guitarra, descubriendo el jazz a los 12 años y, a los 17, comenzando con el contrabajo y buscando cualquier música donde hubiera ese instrumento para interpretarla. Todo género le interesa y estudia los distintos lenguajes, sea tango o jazz: compara ese aprendizaje con el políglota.

Juan Pablo explicó que en la portada de su disco “Tangos de la Posverdad” figura una imagen icónica del 2001 del Argentinazo, haciendo un paralelismo de esa imagen con la que figura en el disco de Jorge López Ruiz “Bronca Buenos Aires” del Cordobazo: los dos músicos, uno de jazz y el otro de tango, eligieron una imagen de protesta. En el caso de él el “tirar la piedra” se refería al “establishment musical”. Como Chales Mingus y Charlie Haden, otros contrabajistas de jazz comprometidos con la realidad social.

En cuanto a sus proyectos, habló de su disco “Los Dopados” en homenaje a Juan Carlos Cobián, a quien resaltó como un gran compositor, que fue grabado en vivo hace más de un año y no llegó a ser presentado por el cese de actividades. En este contexto, tampoco pudo materializarse otro proyecto que lleva con su septeto, sobre la música de Ástor Piazzolla. Aparte, contó que está escribiendo para otros formatos y un concierto para bandoneón y orquesta.

En cuanto al tránsito por la pandemia, reflexionó que como músicos necesitamos tocar en vivo como experiencia y para subsistir. A pesar de que cuenta con ingresos como integrante de la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, se solidariza con el pedido por los subsidios ya que “muchos la están pasando muy mal”. El tiempo que parece mucho, señala, se acaba pronto dando clases online, y la incertidumbre hace que por ejemplo para su proyecto sobre Piazzolla no se haya puesto a escribir. Pero, en cambio, se está abocando a proyectos pedagógicos: video educacional para la enseñanza del tango y arreglos de contrabajo solo, en el mismo sentido.

Consultado sobre cómo se imaginaba la vuelta al trabajo post pandemia, apuntó que la recuperación será lenta, sin gente, transmitiendo vía streaming: “hasta que esté la vacuna, sin público”. Y enfatizó en que la verdad de la música está en el vivo, con la energía y adrenalina que lo cautiva.

Los desprotegidos

Luego Mayra Dómine se sumó a compartir su experiencia en la radio. La pianista y compositora viene de sacar en 2019 su disco “Inmersa”, de piano solo con composiciones propias.

A la pregunta de cómo es pensar un disco para un solo instrumento, señaló que “tiene que ver con estar tantas horas arriba del piano, con ganas de plasmar esas sonoridades propias del instrumento”. Y en cuanto al armado del disco, refirió que estó todo “craneado” con momentos para improvisar, y si bien algunas ideas están escritas, trabaja más grabando que escribiendo. La manera de componer, para ella, es seguir esa idea y “colgarse del instrumento” con el divague que le sugiere e “invadirse de la sonoridad”. Por ello el disco tiene muchos momentos climáticos. Dentro de este hay un tema con un aire más libre, “los desprotegidos”, donde el saxo barítono improvisa y Mayra explicó que se había inspirado en la angustia que le da ver gente fuera del sistema: “quería que el saxo grite a través de su sonido como una queja, como la voz de los que no la tienen”.

Sobre la desprotección de los músicos en la pandemia, señaló que no le toca esa parte tan difícil como a otros músicos, porque cuenta con el ingreso como pianista acompañante de clases de danza. Manifestó que en la cuarentena aprovecha para conectarse más con el instrumento y “sacarle jugo al tiempo”, estando mas predispuesta a la composición. Y que tuvo que adaptarse a escuchar el piano a través de Zoom y entender qué se puede trabajar y qué no desde las plataformas.

A propósito de cómo imagina la situación en un futuro próximo, dijo: “quiero creer que el vivo va a volver”. Señaló que el vivo es irreemplazable, así como la energía que transmite, pero que el streaming se va a quedar como otra posibilidad. Y, por último, invitó a escuchar su disco “Inmersa” en las plataformas, que por más que expriman a lxs músicxs -en este caso, hablamos de Spotify- es donde se puede difundir sus creaciones.

El jazz, un arma secreta

Carlos Lastra, saxofonista tenor y soprano, recordó en la entrevista que en esa fecha se conmemoraba el fallecimiento de John William Coltrane, un músico que fue un hito y no solo en el jazz. En ese sentido, señaló que en su momento Coltrane fue la voz de los que están fuera del sistema, los que no tienen voz.

En el marco actual de las olas de movilizaciones en Estados Unidos por el asesinato de George Floyd en manos de la policía de Minneapolis, ante la posibilidad que el jazz pueda seguir siendo la voz de los que no la tienen, Carlos señaló que si bien “para nosotros el jazz es importante”, es hoy lamentablemente una “cuestión de minorías”. Recapituló cómo en los años ’50 o ’60 ocupaba un espacio que hoy es un lugar pequeño; se aburguesó y se corrió del lugar de barricada que tuvo con el Avant-garde y la música de los ’60, con artistas que se expresaban en un momento de gran opresión, perseguidos con un racismo que venía de siglos, pero a pesar de ello creciendo con una potencia increíble. Cómo en esas décadas los músicos de jazz sacaban discos con mensajes encubiertos, eran perseguidos y no podían entrar por la puerta principal del lugar donde iban a tocar, cómo creaban en un ambiente hostil, viendo a sus hermanos colgados de los árboles a veces, y el género tomaba de allí su vigor y su potencia. Ahora, reflexionó el saxofonista, ya no ocupa ese lugar: aunque debiera “seguir expresando la desesperación humana”, es tomado como “algo suntuoso”.

Lastra es un músico que ha participado en festivales como la lucha por el esclarecimiento y condena del crimen de nuestro compañero Mariano Ferreyra o el derecho al aborto. Señala que la situación de los afronorteamericanos o la gente que sufre el racismo en nuestro país continúa como hace tiempo y esa realidad es inherente al capitalismo, lo nutre. Él, señaló, trata de ser coherente con esa realidad que duele, con lo que ocurre: en ese sentido, expresó que “el arte es cosa del espíritu, pero este vibra con lo que pasa y uno no puede estar ajeno a eso”, y que “hay motivos para plantarnos con una bandera con nuestro arte”, sea pintura, escritura, música u otras disciplinas.

En referencia a su situación de cara a la pandemia, contó que no se lleva bien con la tecnología pero que no le queda otra que usarla para dictar sus clases, algo que “no es lo ideal”. Sostuve que la tecnología le quita calidad al hecho artístico, como sucede con la música comprimida o la fotografía; y que, en cuanto a la enseñanza, internet se ha llenado de videos de dudosa calidad. En contraste, marcó que el vivo es una necesidad: la cercanía, la reacción de la mirada, el contacto con el público son vitales para el jazz.

Carlos se refirió a la diferencia entre la formación de los músicos de jazz como Parker, Sonny Rollins, Dexter Gordon, Coltrane y como es en la actualidad. Esa formación cambió mucho con el advenimiento de las escuelas de música o universidades, que recibieron a los músicos que habían perdido los trabajos en las discográficas. Así se llevó al papel lo que se había desarrollado durante años tocando o juntándose todos los días a ensayar o tocando arriba de los discos y sacando la música mediante el ensayo y error. Entonces se revierte el proceso: primero se estudia, después se toca. Piensa que en las universidades se aprende desde la regla y eso genera miedo al error. En cuanto a la enseñanza, marcó que para él no es solo abordar el aspecto técnico o estilístico del instrumento, sino que hay un factor que tiene que ver con lo artístico: no es solo aprender armonía, escalas y demás, sino en el “cómo” que es la búsqueda de cada músico, qué es lo que quiere decir. “El contenido de lo que se quiere expresar es lo importante”, sostuvo, subrayando la responsabilidad del docente en esta búsqueda.

En cuanto a la relación con las demás artes como la literatura y la pintura, entre otras, sostuvo que la influencia enriquece a la formación del músico. Un hecho artístico debe tener un impacto que al músico lo lleve a replanteos, cuestionamientos, nuevas formas de ver, sino se convierte en algo de poco peso, pobre. Dentro de su formación también incluyó el dibujo, pintar y escribir, y señaló que, sin considerarse un profesional, estas prácticas lo mejoran y enriquece como músico.

Por último, Carlos reflexionó que el músico vive en la “no normalidad desde siempre”, “al margen de un montón de cosas” y que luego de la pandemia no espera un cambio de conciencia que nos mejore o que nos lleve a organizarnos. Hoy por hoy -señaló- a nosotros nos mueve el vivo, el estímulo de ensayar, intercambiar tocar y compartir con el público. Y, en sintonía con esto y con lo expresado por los demás invitados, dijo que espera que la vuelta al vivo sea rápida y con la energía suficiente.