Cultura

3/7/2020

“El monstruo de la laguna nunca muere”: se fue Osvaldo “Bocón” Frascino, guitarrista y compositor

Fundador de Pescado Rabioso junto a Spinetta, tuvo una larga trayectoria creativa y junto a las luchas populares.

Músicos Organizados

El 2 de julio de pandemia, se fue otro Flaco del rock: Osvaldo “Bocón” Frascino.


Junto con el más emblemático de todos los Flacos de la música popular, Luis Alberto Spinetta, habían compuesto cuatro temas y fundado Pescado Rabioso, ese trío que se completaba con Black Amaya en la batería y que dejó una marca indeleble en la cultura musical argentina, con el disco “Desatormentándonos”, en el que Bocón Frascino canta y toca el bajo con un particular decir guitarrístico. Tan buen bajista era este guitarrista que, cuando se fue de Pescado, lo suplantó nada menos que David Lebón. 


Los temas que compuso en ese tiempo fueron: “Dulce 3 nocturno”, “Mi espíritu se fue”, “Algo flota en la laguna” -que ocupa el puesto 61 de las 100 mejores canciones del rock argentino según la revista Rolling Stone- y “Me gusta ese tajo” -que ocupa el puesto 57. Por eso Luis lo convocó para tocar en el épico concierto de “Las Bandas eternas”, ante 45.000 almas conmovidas en el estadio de Vélez.



Con su aspecto de “Bocón”, Osvaldo, lejos de asustar, te seducía, te arrullaba, te hacía saltar de la silla, te estremecía desde su guitarra mágica, porque era capaz de bucear en las honduras de la música y la vivía “como una militancia”. Por eso dejó Pescado, porque él quería tocar la viola y no el bajo, “y no daba quedarse en un grupo por el interés económico”.


En 1972 formó parte de Sacramento, junto a Ciro Fogliatta y Alfredo Toth (que habían integrado ambos Los Gatos), Corre López y Ricardo Jelicié, con quienes grabó el segundo disco de la banda. Este nunca se editó y el máster se perdió, pero hace poco tiempo lograron rescatar unos ensayos grabados en cassette, y fue el Bocón el propio artífice de su “salida a la luz” a través de las plataformas digitales. 




Nos cuenta la flautista Tere Ugarte (compañera de Ricardo Jelicié, el enorme cantante de Sacramento), que Bocón era el único de todo ese grupo de músicos/as que ya valoraba el folkore, antes que todos ellos lo registraran siquiera. En las guitarreadas rockeras, Bocón se mandaba con “Zamba del carbonero” de Guarany, retrato de la vida de un obrero del carbón. Ese fue Bocón: un obrero de la cultura que, lejos del glamour, subsistía con una jubilación como laburante de Entel y con las clases de guitarra, que daba ¨a domicilio¨. 



Había formado parte del inicial Engranaje con Pappo, pero en 1995 lo refundó y allí “pudo ser el Bocón esencial”. Sus discos Tu hostilidad, Darwin y Mito dieron cuenta, con sus riffs poderosos, de su filosofía: “Yo nunca busqué fama sino lo místico del rock and roll (…) el rock tiene su mitología, su historia de sacrificio, de fe”. 


Bocón se sentía un trabajador de la cultura. Por eso, a comienzos del siglo XXI se integró al MUR (Músicos Unidos por el Rock), y formó parte de asambleas de Lucharte y del Frente de Artistas en Lucha, tocando en decenas de festivales por las reivindicaciones de su sector, pero también en apoyo a distintas luchas obreras. Por eso también adhería al programa del Partido Obrero, tocando en varios de sus picnics de fin de año. 



Osvaldo “Bocón” Frascino tenía 72 años y sufría de esas enfermedades jodidas que se pegaron él y sus compañeros, que vivieron tan intensamente la década del ´70.


Los que lo conocimos bien y disfrutamos de su humildad, su generosidad y su idealismo (en el más puro sentido de la palabra), sabemos que, como reza ese tema de Pescado, “algo siempre flota en la laguna”: ese monstruo del Rock, llamado Bocón.


¡Hasta la victoria, compañero!