Cultura

18/2/2010|1117

En Tierra Hostil

Otro viaje al fin de la noche

Es una realidad que la prolongación de las ocupaciones militares siempre ha jugado en contra de la moral del ejército de ocupación. Ya sea por la inquebrantable resistencia del pueblo invadido o por las atrocidades que perpetran los ocupantes en la población civil – aunque esta película no le atribuye ninguna a los ocupantes y sí varias a los ocupados. El héroe del film, sin embargo, no manifiesta ninguno de los ideales de democracia con que sus mandantes han adornado estas nuevas guerras de opresión. La guerra contra Irak es privada de sentido y el protagonista parece guiado por la adrenalina del peligro de muerte. Es lo que retrata Kathryn Bigelow en su reciente film, multinominado al Oscar, sobre la ocupación norteamericana en Irak.

Basada en el guión del periodista Mark Boal, quien siguió de cerca a una unidad estadounidense en Irak, la película narra las vivencias de una brigada de élite especializada en la desactivación de bombas. El título en inglés (The hurt locker) hace referencia a la escafandra de protección que se ponen los encargados de esta tarea. Ante la muerte de su líder, la brigada queda bajo el mando del sargento William James (Jeremy Renner), un hombre impredecible y temerario que provocará un giro inesperado en la vida de los integrantes del grupo.

Excelentemente ambientada y una perfecta puesta escena, la posibilidad de que una bomba estalle en cualquier momento, en un territorio donde el enemigo puede estar en todas partes, son los condimentos necesarios para crear un clima de tensión que recorre a la película desde el inicio.

El film rehuye una toma de posición política sobre la ocupación de Irak por parte del imperialismo, pero deja al desnudo su irracionalidad, el juego de una especie de ruleta rusa con la muerte y la mentalidad suicida del protagonista. Es un cuadro de vacío existencial que se completa hacia el final cuando algunos soldados reflexionan sobre la gris existencia de sus vidas como civiles en Estados Unidos. Este enfoque convierte al film en una descripción de la desmoralización de las tropas norteamericanas. Pero, como todo film de corte pacifista deja ver otro lado, de neto corte reaccionario: que el nihilismo existencial del protagonista del film que, en definitiva, no arma las bombas sino que las desactiva, sustente la figura de un nuevo tipo de héroe para extender a nuevos países ‘la guerra global contra el terrorismo’.