Cultura

8/12/2020

MÚSIQUES Y PANDEMIA

“Es necesario agruparnos y juntarnos para hacer fuerza”

Entrevista a Juan Pablo Di Leone (flautista), Rocio Palazzo (cantante) e Ignacio Montoya Carlotto (pianista y compositor) en la Radio de Músicxs Organizadxs.

Músicxs Organizadxs

Este viernes 4 de diciembre tuvo lugar una nueva radio de Músicxs Organizadxs (MO), en esta ocasión dedicada a la música argentina, conducida por Ana Clara Moltoni, cantautora y referente de la agrupación. Participaron Juan Pablo Di Leone (flautista), Rocio Palazzo (cantante) e Ignacio Montoya Carlotto (pianista y compositor). Músicxs Organizadxs se prepara para las jornadas por el aborto, siendo importante estar en las calles para garantizar ese derecho.

Les musiques no podemos solos

Juan Pablo Di Leone consideró al 2020 como un año bravo y difícil, pero del que se puede sacar el lado positivo: “Los aprendizajes concretos innegables son mejorar nuestra relación con la tecnología y las comunicaciones, ya que se han convertido en el único medio” y “tener problemas de conexión equivale a no poder comunicarte fluidamente o no trabajar”. En ese sentido señaló que necesitamos una estructura tecnológica para bancar esas comunicaciones que dejan afuera a mucha gente y la necesidad de que el Estado intervenga ya que las comunicaciones son un servicio esencial.

Su desempeño como músico independiente -a partir del 2000- le permitió ver cómo se iba construyendo el circuito cultural en declive y con una pauperización marcada en los últimos años. En el último año comenzaron a abrir espacios alternativos -como Barricada-, buscando el arte su caudal. Dijo que: “Nuestra actividad necesita apoyo, queda clarito. Solitos, les musiquxs, no podemos”, siendo necesario el apoyo del Estado en todo espacio cultural frente a la riqueza de tantas propuestas y la escasez de público.

Juan Pablo señaló que los intentos de apoyo por parte del Estado fueron pocos. Se necesitan más. Al que tiene un espacio cultural debieran respaldarlo y entender que el mainstream no construye por si solo la cultura de un lugar y que está bien que el rock pueda tocar pero los que se encargan de las políticas culturales no deben creer que solo eso es la cultura del lugar. Para él no está en discusión la calidad cultural en cada provincia y ciudad. Los creadores, artistas y cantores necesitan llegar al público porque compiten con estructuras muy grandes y poderosas respaldadas por el Estado. Remarcó: “Es necesario agruparnos y juntarnos para hacer fuerza”.

Refrescando el orígen

Rocío Palazzo volvió a sus pagos de Chivilcoy hace tres años y no se arrepiente de esa decisión, ya que junto a su compañero guitarrista no paran de tocar y meterse en cuanta movida se arma. Afirmó que los últimos tiempos en Buenos Aires era difícil tocar, habiendo pocos espacios, y señaló que el músico independiente tiene que gestionar todo (prensa, producción), además de lo musical, y que ello lleva mucha energía que se necesita poner en la música.

El año pasado sacó un disco, “Viento en homenaje a Atahualpa Yupanqui”, junto a Ignacio Viano y con la idea de hacer las versiones lo más tradicional, refrescando el origen.

En cuanto a la organización de los músicos en Chivilcoy, citó que comenzaron con las cantoras a hacer presión y el Concejo Deliberante declaró el cupo femenino. Antes de la pandemia pensaron en hacer un colectivo de mujeres músicas y durante la misma se transmitieron inquietudes y armaron una asociación: Amuch (Asociación de Músicos de Chivilcoy), la que pronto tendrá personería jurídica.

Los compañeros de Bragado, Junín, 9 de Julio y Saladillo tienen asociaciones que están activas y todas en contacto pensando en alternativas para la actividad y considerando la situación precaria ya que la mayoría vive de otra actividad que condiciona la tarea musical. Plantean la necesidad de poner en valor el trabajo de les musiques. Rocío remarcó que en Chivilcoy es fácil gestionar ciclos y que están esperando salir a tocar ya que la actividad se habilitó.

El futuro de la actividad musical lo ve como muy incierto, pero es necesaria la salida colectiva. Cada uno puede pensar su actividad como músico y como le gustaría llevarla a cabo, pero tiene que ser en conjunto.

Forjando la realidad

La obra de Ignacio Montoya Carlotto es muy vasta, con nueve discos editados, cada uno con su propuesta y profundidad. En ese marco Ignacio reflexionó que la variedad de su música lo ha llenado de dudas y que es importante terminar una obra para poder seguir haciendo y el proceso que uno transita y recorre.

De su paso como director de la Escuela de Música de Olavarría expresó que “fue un trabajo muy copado de gestión, que hicimos entre varios y quedé con la sensación de haber logrado muchas cosas”. Declaró que su función pública continúa como docente en el Conservatorio de Olavarría donde están atravesando un momento muy particular, puesto que por una serie de normativas y errores administrativos pueden cesar 170 módulos. Están en pie de lucha esperando una respuesta favorable y rápida.

Refiriéndose a la pandemia, contó que lo trató bastante bien en lo laboral, personal y artístico, ya que su casa es un estudio y trabaja de manera remota desde hace tiempo en todas las áreas en que se desempeña, sufriendo un poco la falta de ensayos, a pesar de poder hacer streaming y aprovechar estudiar piano. Pero señaló que para otros colegas la situación es brava y dijo que: “La sensación que tengo es que la cola del tornado la veremos el año que viene y las implicancias que tuvo la pandemia en nuestra profesión, que fue la que primero cortó, y andá a saber cuando vamos a retomar la actividad como antes y si es que alguna vez sucede eso”.

En Olavarría hubo reclamos. La comunidad artística se unió, no solo los músicos, también los centros culturales independientes, para volver a habilitar el trabajo cuando se encarrilaron las actividades. En general, para los gobiernos las actividades culturales están después y no son importantes. Él piensa que es importante la actividad de los artistas durante la pandemia, siendo necesarios. Dijo que “es importante volver a trabajar y la renovación de contenidos que van al acervo identitario de un pueblo. Y si nosotros no lo hacemos el pueblo está coartado en su derecho de crecer identitariamente”.

El trabajo del artista a veces se confunde con un servicio tocando para o haciendo para, asociándose al pasado, y en realidad el artista es un forjador de la realidad imaginándola. Porque no aparece para a contar lo que pasa, sino a transformar lo que va a pasar.

Para él, atravesamos un momento que cuando lo veamos en perspectiva será una bisagra dolorosa, pero lo que viene será novedoso con cosas para explorar y en la profesión eso es importante.