Cultura

29/6/2006|952

Estirpe revolucionaria


El autor de la obra de teatro “Princesa Peronista” se apellida Pitrola. Es hijo del dirigente del PO, Néstor Pitrola. Que mantenga el apellido de su padre invita a pensar en convicción política, al no acogerse a las prerrogativas de los escritores con su libertad de usar seudónimo. Se piensa en la familia, en padres, hijos, hermanos, amigos. Se piensa en las hijas y los hijos de Trotsky, las hijas de Marx, la larga amistad de Engels y Marx. Se piensa en la Sedova, compañera de Trotsky, en la mujer de Lenin. Se piensa en la influencia que los revolucionarios ejercen en su entorno cercano y si calan las ideas revolucionarias, las ideas políticas de la clase obrera.


 


Según dice el diario, la obra está situada en una unidad básica, símbolo de la organización partidaria peronista. Un espacio de reunión política es retratado en su uso para beneficio individual.


 


El tema “peronismo”, la palabra “peronista” apareció en diversos títulos de obras de teatro del último quinquenio; es una de las preocupaciones de artistas e intelectuales de nuestros días, algunos considerando al peronismo como un organismo vivo que tiene algún tipo de misterio que siembra alguna esperanza positiva hacia el futuro, y se prevé, por los datos que tenemos, que Pitrola hijo considera que esas son ilusiones vanas.


 


Se piensa en que Pitrola padre estará orgulloso de tener el apellido de su hijo, un hijo que se alejó lo suficiente de su padre para ser otro humano perfectamente libre, en este caso un artista y, a la vez, cercano como para estar sumado a una estirpe revolucionaria en un nuevo relato de la historia.