La imagen de Trump como un monstruo de dientes afilado, cuya gorra de “Make America great again" flota sobre un rostro de fuego y explosiones, es una de las más impactantes del ya impactante videoclip lanzado recientemente por la banda de punk norteamericana Green Day para acompañar su canción Troubled times (“Tiempos díficiles” o “Tiempos revueltos”), que cosechó en dos días cerca de un millón de visitas en YouTube.

Los músicos ya habían atacado al magnate derechista en los American Music Awards de noviembre, pregonando “¡no a Trump, no al Ku Kux Klan, no a un Estados fascista!”, y sus proclamas  en este y otros temas del disco Revolution Radio recuerdan las fuertes críticas hechas a Bush en su disco American Idiot del 2004 –en el que se denuncia la invasión a Irak, la manipulación mediática y la propaganda gubernamental.

La estética de collage y el fotomontaje -un género pictórico marcado desde temprano por la denuncia del fascismo y la guerra imperialista- le sirve al realizador audiovisual Manu Viqueira para contraponer sistemáticamente la lucha de los oprimidos contra la violencia del régimen, y trazar un puente entre las demandas pasadas y las presentes. Mientras la voz de Billie Joe Armstrong se pregunta “¿Qué parte de la historia aprendimos cuando se repite?” y sostiene que “Algunas cosas nunca se superan si no trabajamos para ello”, el desfile de imágenes presenta una marcha de mujeres a principios del siglo XX por el sufragio femenino, pancartas de los negros contra la segregación racial y sus efectos, banderas contra la islamofobia y el muro antimexicano y puños que se alzan, entreverados con los desfilantes racistas del Ku Kux Klan, el fuego bárbaro de las guerras y los campos de concentración.

Así, la denuncia del carácter bárbaro y guerrerista del presidente electo de los Estados Unidos supera en el videoclip la mera “indignación democrática” para colocarse en un terreno libertario: el de la defensa de los explotados contra la violencia de Estado –llegando a reemplazar las estrellas de la bandera norteamericana por esvásticas nazis.

Pero la obra –algo muy común-, supera al artista: en las recientes elecciones, el propio Armstrong vio entrampada su indignación en el redil de la democracia capitalista, llamando a votar como presidenta a la demócrata Hillary Clinton –algo que sucedió en la mayoría de los famosos de la cultura norteamericana críticos de Trump. La contradicción es manifiesta, ya que toda la violencia de Estado denunciada en el videoclip tuvo un crecimiento exponencial durante la anterior gestión demócrata de Barack Obama, tanto las guerras imperialistas (que arrasaron Medio Oriente) como la violencia policial contra negros y latinos (también criticada en otro tema del disco, Bang Bang) y la islamofobia. Tal vez esta discordancia entre crítica y adaptación esté en la base de ese verso del tema que reza "deambulo como una mente confundida".

Para enfrentar a Trump y la política imperialista que representa, los trabajadores norteamericanos necesitan una alternativa propia. El desarrollo de la misma será un polo de atracción para los artistas críticos de la barbarie del capital.