Cultura

11/9/2014|1331

Gustavo Cerati: vanguardista y popular

"El riesgo es el camino más intenso" (Gustavo Cerati, 1990)

El músico de rock argentino más reconocido en América Latina, el artista que conmovió y revolucionó la escena del rock nacional, se fue a los 55 años. Murió la gran bestia pop cuyas canciones fueron un temblor sonoro en varias generaciones de jóvenes.


Gustavo Cerati fue un artista deslumbrante. Fue un trabajador de la música. Un arquitecto del sonido y la estética moderna. Reunía condiciones técnicas que lo ubican en el podio con Spinetta y Charly García: como letrista, como talentoso compositor, con su lírica voz de rock y su virtuosismo en la guitarra eléctrica (con furia rockera) capaz de dirigir los fundamentos musicales de Soda Stereo.


Detallista, innovador, vanguardista y virtuoso para algunos; snob, frívolo, careta o cheto para otros, Cerati ha sido a lo largo de su carrera el blanco perfecto para un rock argentino muy arraigado en la cultura del aguante, la fidelidad hacia el barrio y la performance futbolera, la cual ha conocido antagonismos de la talla hippies vs. grasas, Kiss vs. Queen, punks vs. metaleros y el más reproducido ricoteros vs. Soda Stereo. Esos cánticos en los recitales, allá por los noventa, que coreaban en alusión a Luca Prodan y al cantante de Soda Stereo ("Luca no se murió, que se muera Cerati la puta madre que lo parió") fueron una manifestación deformada de odio de clase a lo que se asociaba con el rock business. La idea del artista "que no se vende", que "tiene aguante" y es fiel a sus raíces barriales expresaba una disconformidad de la juventud hacia la brutalidad menemista. Pero al mismo tiempo revelaba un contrasentido -Los Redondos, que serían la contracara, eran parte de ese mismo mercado-, y sobre todo un prejuicio estético hacia una obra sublime como la de Cerati.


Pero, fundamentalmente, Cerati -nacido el 11 de agosto de 1959- fue un ávido. En tiempos donde la juventud argentina, la cual veía en el rock un canal de expresión ante la dictadura y oscilaba aun entre el jazz rock y el sinfónico, Cerati se inclinó por el punk y la New Wave de Londres con grupos como The Clash, The Cure, U2, The Police, XTC, The Specials, Elvis Costello, Squeeze y hasta el multifacético David Bowie, géneros muy marginales en la Buenos Aires de 1980. El músico fue de esos pocos que intervinieron en el nuevo under que surgía en lugares como el café Einstein y lo dieron vuelta junto a nuevas propuestas como Sumo, Los Violadores y Virus.


Desde ángulos inesperados, Cerati -un estudiante de publicidad en una universidad privada a fines de los setenta- penetró en las raíces de la cultura popular. La música de Soda Stereo -editaron su primer LP en 1984- coincidió con la primavera democrática. Su música y letras se movieron en una amalgama de estilos: hubo ciertos rasgos de denuncia ("El régimen se acabó", cantaban); una geografía de la sociedad de consumo ("Yo quiero ser del Jet Set", "Sobredosis de TV", "Te hacen falta vitaminas"), un temblor de sensualidad ("Juegos de Seducción", "Zoom"); un zarpazo de rock ("Canción animal", "Primavera cero", "Ella usó mi cabeza como un revolver") o una lírica de ternura spinettiana con "Té para Tres"y "Corazón Delator".


Esa búsqueda cíclica y la experimentación en sus discos -también como solista- fueron un método de evolución al mejor estilo Beatle y sus canciones fueron una puerta a sonidos tan vanguardistas como el rock sónico, el sonido de Manchester y el brit pop, en una época donde no había internet y el conocimiento de nuevos géneros era cosa de aficionados. Como aquel personaje del cuento "El perseguidor" de Julio Cortázar, muchos de los temas de Cerati fueron escritos mañana. Soda fue un emblema de la intervención de la industria en el rock: fue el primer grupo argentino en publicar un CD y en grabar un videoclip y un DVD. Fue la regla, no la excepción: gran parte de esa movida irreverente y contracultural de los ochenta terminó sumergiéndose en el mercado.


La banda fue perdiendo terreno en los noventa frente al avance del rock ligado al barrio y lo marginal (Los Redondos, la Renga, Hermética, 2 Minutos, los Piojos) que buscó ser una respuesta al desguace noventista. Paradójicamente, el grupo apadrinó grupos tan arraigados a esa década como Babasónicos y Los Brujos. A un gran artista sólo lo sobrevive su estilo. Gustavo Cerati dejó el suyo.