Cultura

10/10/2018

INCAA: Confesión de subejecución y amenaza de recorte

Preparemos una gran movilización al Congreso contra el Presupuesto 2019 y en defensa de la cultura.

Ojo Obrero

Casi simultáneamente se conocieron dos noticias en el mundo de la producción cinematográfica que encendieron las alertas de la comunidad audiovisual. La primera, el reconocimiento de la subejecución de los presupuestos 2017 y 2018 del fondo de fomento cinematográfico por parte de la gestión del INCAA. La segunda, que de acuerdo a comentarios publicados en Ámbito Financiero el gobierno aspira a recortar en un 50% este fondo de fomento para contribuir al “déficit cero”, es decir para pagar el acuerdo con el FMI.


Las dos noticias muestran una congruencia que parece celosamente planeada. A saber, si la gestión logró subejecutar dos presupuestos, entonces tiene condiciones políticas para recortar directamente ese 50 por ciento para pagarle al FMI.


A estas dos novedades, se sumó un descubrimiento: un estudio de Julio Raffo encontró que, en una ley ómnibus votada a fines de 2017, los impuestos que nutren la recaudación del fondo de fomento cinematográfico tienen fecha de vencimiento en 2022. Uno de ellos es a las entradas de cine y el otro a la venta de espacios de publicidad audiovisual que los grandes multimedios vienen reclamando eliminar.


Sí, la conclusión que corresponde sacar es que la producción de cine argentino está en peligro. Sin embargo, no sería cierto decir que no se filma, ni que la política cinematográfica desarrollada por el macrismo hasta aquí, no haya contado y cuente con importantes apoyos en el sector.


Ante semejante escenario de crisis y de perspectivas corresponde preguntarse cómo llegamos hasta aquí luego de haber protagonizado las mayores movilizaciones de la historia de la comunidad audiovisual y cómo hacemos para revertir este proceso.


La llave maestra de la política cinematográfica del macrismo es su Plan de Fomento de 2017. Allí consagró las bases de una concentración a favor de los grandes monopolios capitalistas de la industria y de políticas de ajuste y restricciones al cine independiente de ficción y documental.


La lucha que se puso en pie en abril del año pasado con una asamblea de más de mil personas rechazaba ese Plan y reclamaba una democratización del INCAA. ¿Qué pasó? Poco a poco las organizaciones representantes de técnicos y realizadores que encabezaron esas luchas fueron accediendo a reuniones con la gestión para elaborar “mesas de trabajo”, etc, etc.


Pero la gran trampa de la gestión para el movimiento de la comunidad audiovisual fue la puesta en funcionamiento del Consejo Asesor (las gestiones k habían discontinuado su funcionamiento en más de una oportunidad). En el Consejo, con mayoría “opositora”, la gestión del INCAA logró someter la lucha contra el Plan de Fomento a la “discusión de modificaciones” y logró también la aprobación del presupuesto 2017, en el que pusieron la firma los recontra K sindicatos de la Asociación Argentina de Actores (AAA) y el Sindicato de la Industria Cinematográfica (SICA). Estos K le aprobaron al macrismo el presupuesto de un Plan de Fomento que suponía una reducción de la cantidad de películas a realizarse de 200 a 80. Un presupuesto que más tarde terminó reconociendo la gestión que subejecutó en más de 400 millones de pesos.


Las subejecuciones mostraron además que la gestión las maneja discrecionalmente: mientras los “tanques nacionales” se encuentran produciendo, el cine independiente está detenido. Frenaron las designaciones de los comités de evaluación de proyectos para parar el ritmo de adjudicación de apoyos. También la de los comité de créditos, encargados de aprobar la financiación para los proyectos ya declarados de interés por el Instituto, con la intención de entregar el sistema de créditos a la banca privada, trasladando plata del presupuesto que maneja el INCAA a negocios privados. Mientras ese traspaso se concreta, el "parche" de la situación son devaluados adelantos de subsidios entregados a cuentagotas.


La alarma encendida por el vencimiento de los impuestos recaudadores del fondo de fomento ha vuelto a crear una reacción, así como la subejecución del mismo ha movilizado nuevamente a representantes de intereses contradictorios dentro de la comunidad audiovisual: grandes productores que cuentan a priori con la palanca de la “ventanilla continua” de subsidios se mezclan entre los realizadores independientes (desde los cuales salió el único voto de rechazo al Presupuesto en el CA) y los estudiantes, que aportan y aportaron a las grandes movilizaciones del año pasado.


El reclamo de la ejecución del presupuesto, del rechazo del recorte al fondo de fomento o de las leyes modificatorias de la recaudación para el financiamiento del cine debe movilizar a los realizadores independientes con un programa propio, que exprese el rechazo al Plan de Fomento concentrador y elitista, que rechace la bancarización de los créditos y reclame subsidios para poder poner en pie las producciones sin hipotecarse frente a la banca, que defienda la continuidad de la vía digital documental y sus comités de evaluación independientes de la gestión, contra todo tipo de censura; que impulse la creación de una vía de estas características para la ficción sin afectar la partida correspondiente a los documentales.


Sobre estas bases es necesario poner en pie un gran festival en defensa del cine y contra el pago al fondo con los recursos de la cultura y organizar una gran columna de la comunidad audiovisual para marchar al congreso a rechazar la votación del Presupuesto 2019 dictado por el FMI que es la llave maestra de este ajuste contra el pueblo.