Este sábado se murió un actor. El Covid-19 implacable se llevó la vida de Jorge Ventura, alguien como pocos querido y reconocido en la comunidad bahiense por su compromiso y por su inmensa humanidad. Desde la agrupación Actuemos mandamos un fuerte abrazo a su familia y compañeres. Han sido inabarcables las muestras de afecto y dolor por su pérdida inesperada que fuera levantada en todos los medios locales. Lo recuerda aquí nuestro compañero de Actuemos Bahía Blanca, Jorge Nayach, colega y amigo:

“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío”, decía la canción de Cortez; pero cuando un actor y un amigo como vos se va de gira, lo que queda vacío es el corazón y el escenario que llenaste tantas veces, con gran ductilidad. Jorge, eras así sobre las tablas y cuando no las pisabas: un tipo alegre siempre, con tu sonrisa pícara y tu mirada irónica del mundo.

Ya internado, en aislamiento nos mandabas videítos, cagándote de risa y contándonos, cómo te dejaban la comida en el piso del otro lado de la puerta: diciendo mientras levantabas la bandejita: “preso celda 3”. Sí, estabas solo pero todos te acompañamos, enviándote luz y rezos (los creyentes) en los diez días que se la peleaste al Covid.

Te dirigí en la Comedia Municipal en las obras Lágrimas en el Sahara y Paso Doble, y en otros años te vimos afirmando tus grandes dotes actorales en El nuevo mundo o Es necesario entender un poco, entre muchas otras. Pero tu campo de acción fue el Teatro Independiente. Trabajador como pocos, la peleaste corriendo de un laburo a otro, ensayando en los horarios más insólitos, partiéndote en tantos pedazos, que tu salud se resintió y no pudiste ganarle al “bicho”. Cuarenta años en la profesión parece mucho, pero no es nada cuando, como vos, con tu gran corazón de niño, empezabas, o proyectabas empezar un nuevo trabajo. Últimamente te vimos en Rotos de amor, Oscar y Sherlock, El enfermo Imaginario y la larga lista de títulos sigue.

Seguramente te fuiste con muchos proyectos, que la puta muerte no te dejó concretar. Gordito o Cabezón como te llamábamos, ¡no te vamos a olvidar! y cuando el dolor amaine nos vamos a acordar de tus frases célebres, de tus olvidos, de tus chistes guarros, de tus anécdotas.

No hay reemplazo para alguien como vos, seguramente estarás tramando quién sabe dónde, tus futuros “Entreveros” en el teatro.