El pasado viernes 25 en la ciudad española de Jerez de la Frontera (muy cerca del puerto de Cádiz), la guardia civil retuvo a Evaristo Páramos, cantante de la banda Gatillazo y ex vocalista de la histórica banda punk La Polla Records, al bajar este del escenario de un festival. Los agentes lo llevaron a unos móviles patrulleros para su “identificación” legal, declarando que lo hacían por el contenido de sus declaraciones en el escenario, desde donde acusó “policías, sois unos hijos de puta”. 

Lo que enciende las alarmas de una eventual detención y condena es que el apremio se inscribe en una profundización de la ofensiva del Estado español contra artistas contestatarios por el “delito de opinión”, cuando las voces críticas no cesan de multiplicarse en vivo y en las redes sociales al calor de la crisis política (que envuelve la irresuelta situación de Catalunya y la corrupción que corroe al gobierno de Rajoy, entre otros). Allí están las resoluciones contra Pablo Hasél, a quien le dictaron cinco años de cárcel; Josep Valtonyc, que acaba de exiliarse del país debido a una condena de tres años y medio; Cesar Strawberry  de la banda Def Con Dos (un año), el colectivo de rap La Insurgencia (dos años) y Alex Nicolaev Elgio (dos años). También la persecución judicial al actor Willy Toledo.

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El hecho tuvo una repercusión en toda la península ibérica y a nivel internacional. No podía ser de otra manera, ya que Evaristo es uno de los cantantes más legendarios en el mundo del rock ibérico y del punk mundial. Desde sus inicios a mediados de los ‘80 como vocalista de La Polla Records –un nombre que condensaba el rechazo de la banda a las empresas discográficas–, y hoy con Gatillazo, lleva unos 40 años arriba de los escenarios cantando contra todo tipo de opresión, en especial del Estado Español, denunciando a su régimen político como un heredero del franquismo y reclamando la libertad de los pueblos que oprime y controla -como sucede con Euskal Herria (País Vasco) y Catalunya. Evaristo ha cantado contra la opresión que sufre la mujer trabajadora y fue uno de los primeros artistas en hacerlo contra el Estado de Israel y su masacre permanente contra el pueblo palestino; tampoco ha ahorrado palabras para describir a la izquierda democratizante española y al estalinismo.

Durante los años 80 en el país vasco se vivió un despertar político y musical denominado "Rock Radical Vasco", un movimiento en el que miles de jóvenes se concentraban a escuchar estos nuevos conjuntos de rock para luego hacer manifestaciones en contra de los atropellos del estado y hasta ocupaciones de viviendas (okupas). La Polla Records fue parte de esa oleada contestataria y Evaristo uno de los estandartes de aquella época que continúa vigente.

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El Estado español se ha lanzado con todo contra las voces disidentes, y avanza ahora sobre el artista más agudo y legendario contra el régimen. Si el régimen logra detener y condenar a Evaristo lo hará con todos los artistas que le plazca, y ni que hablar con los festivales.

Ha llegado el momento de responder de conjunto en toda la península ibérica contra estos atropellos: son necesarias manifestaciones de conjunto por la libertad y desprocesamiento de los raperos condenados y por el cese de todas las persecuciones. Las fuerzas políticas y sociales que se reclaman del campo popular en la península no pueden solo twittear sobre el asunto; es precisa una acción coordinada en todo el territorio.

Hace falta un "rock radical Ibérico".