Cultura

4/5/2006|944

La ley del músico


Una multitudinaria e inédita movilización de músicos (dos asambleas donde participamos más de mil músicos) logró el compromiso del gobierno de derogar el decreto reglamentario de la “Ley del músico”. La ley data de 1958 y ha concitado un masivo rechazo, ya que dejaba fuera de su alcance los derechos del 90% de los músicos en actividad, prescribía una matrícula proscriptiva para ejercer el trabajo, habilitaba a la dirección sindical a cobrar un monto fijo (96 pesos) como condición para trabajar, y sometía a los músicos a un “examen de idoneidad” ante un jurado integrado por músicos determinados por el Estado y la dirección sindical.


 


La ley dejaba en el desamparo a la mayor parte de los “músicos independientes” — la inmensa mayoría de los trabajadores de la música — . Pero su derogación nos retrotrae a la situación previa: trabajo en negro, contratos basura o “coproducción”, ausencia de cobertura social, responsabilidad frente a accidentes o eventos dolosos que se produzcan en un concierto.


 


El gobierno nacional se ha ofrecido para ayudar a producir una nueva legislación del músico. Pero es el propio Estado (nacional y también los provinciales y municipales) quien inclumple con la elemental legislación de pagar en blanco, en tiempo y en forma: lo demuestran los conflictos de la Sinfónica del Colón, de los técnicos del Teatro Cervantes, la deuda ya de dos meses para quienes trabajan en el Programa Cultural en Barrios de la Ciudad de Buenos Aires. También las patronales del espectáculo (entre los que se encuentra el empresario-jefe de gobierno porteño Telerman) han ofrecido su “colaboración”. Desde LuchArte planteamos la necesidad de la independencia del Estado y de las patronales para producir una ley que en serio contemple los derechos de los músicos.


 


La inacción de la dirección de la Sadem (Sociedad Argentina de Músicos) ante el desamparo, las situaciones de indignidad y la extrema precariedad en que se desenvuelve la vida profesional del músico ha sido objeto de numerosas críticas.


 


Señalamos la necesidad de que la Asamblea de músicos tome en sus manos el apoyo, la difusión y coordinación de las luchas en curso.


 


La Asamblea constituyó grupos de trabajo tanto para la producción del texto de la ley como para tareas relativas a sostener viva y presente la lucha. Hay que nutrirlos, ya que la posibilidad de llevar nuestra lucha a la victoria dependerá no sólo producir un texto legal para y por los músicos, sino fundamentalmente de mantener y profundizar nuestra movilización.


 


LuchArte plantea:


 


-Trabajo en blanco para todos. No al trabajo en negro de los músicos.


 


-Impuestos especiales a las ganancias de las grandes productoras y monopolios privados de la música, el cine y el espectáculo para financiar la actividad musical en blanco en las pequeñas salas y centros culturales independientes.


 


-Fuera los contratos basura.


 


-Que los Estados nacional, provinciales y municipales cumplan con los contratos estables y eventuales.


 


-No a los contratos de locación de obra.


 


-No al régimen autónomo o monotributo para los músicos.


 


-Jubilación y obra social para todos los músicos.


 


-Efectivización de los contratos precarios en las orquestas para una mayor estabilidad laboral.


 


-Cumplimiento irrestricto de los convenios (salarios y aportes) en los grandes teatros, estadios, salones de baile, bailantas, etc.


 


-Que los propietarios de los locales asuman las responsabilidades civiles y penales por la seguridad en los locales.


 


-Que las emisoras radiales y televisivas estatales sean las primeras en cumplir con el pago de los derechos de autor e intérprete.


 


-Comisión investigadora de músicos independientes, que revise las cuentas de Sadaic y AADI y que de cuenta dé porqué las emisoras como Radio Nacional, de la Ciudad, Canal 7, etc., hace años que no pagan un solo derecho.


 


 


(24/4)