Cultura

8/3/2017

“La peor vista del mundo”: el hotel de Banksy en Palestina frente al muro sionista

El artista anónimo abrió el irónico establecimiento en la ciudad de Belén como un nuevo formato de denuncia, que se suma a sus graffitis en la Franja de Gaza.


Banksy, el popular creador de arte callejero, ha vuelto a utilizar el lenguaje sarcástico en su obra como un mordaz método de denuncia política: en la histórica ciudad de Belén, en territorios palestinos, montó un hotel contiguo al “muro de seguridad” construido por Israel. El "Hotel Walled-Off", como lo denominó el artista anónimo, hace irónica referencia a la cadena de hoteles de lujo “Waldorf” y al propio muro: la expresión "walled off" se podría traducir como "segregado por el muro".


 


Las habitaciones del hotel tienen vista al muro —símbolo de la ocupación sionista— levantado desde 2002, que el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya declaró como ilegal hace más de una década.  La muralla, de ocho metros de altura, está rodeada por torres con vigilantes armados; en un artículo sobre la obra, el diario El País (4/3) de España hace constar que “muros, tapias, verjas y vallas serpentean a lo largo de más de 650 kilómetros por la Línea Verde, la frontera en vigor hasta la guerra de 1967", al tiempo que señala que "con el trazado de la barrera Israel se ha apoderado de un 12% del territorio cisjordano”.


 


El hotel


 


“Es la peor vista que se pueda tener desde un hotel", ironizó el director del lugar, Wisam Salsah. De las nueve habitaciones —hay también una suite presidencial—, siete fueron decoradas por Banksy y dos por artistas canadienses y palestinos. 


 


Los colaboradores de Banksy aseguraron que el principal objetivo del hotel, que estará abierto al público desde el 11 de marzo con un precio que parte desde los 30 dólares la noche, es atraer turistas “para revitalizar la economía local en una ciudad de 32.000 habitantes rodeada por 18 asentamientos judíos, y prácticamente aislada del resto de Cisjordania por las colonias” (ídem), motivo por el cual se ha elegido "una ubicación situada cerca del muro en el acceso a la localidad palestina cristiana. Esa zona [en referencia al área C de Cisjordania] se halla bajo control de las fuerzas de seguridad israelíes, de manera que los visitantes judíos podrán acudir a Belén y observar por sí mismos la vida cotidiana bajo la ocupación sin violar la prohibición oficial de acceder al territorio de la Autoridad Palestina”. Los rótulos en el inmueble están escritos en inglés, árabe y hebreo. 


 


Entre los elementos decorativos se encuentran los grafitis ‘banksianos’ cargados de ironía: en una pared, sobre una cama, un soldado israelí y un manifestante palestino batallan con almohadas; en otra, aparece una pintura de Jesús, en cuyo rostro se observa un punto que corresponde al haz de luz que emite un arma de largo alcance, mientras que encima de la imagen sobrevuelan aviones militares en acción de bombardeo. Una tercera pared cuenta con cámaras de vigilancia, colocadas como si fueran cabezas de animales. También hay un dibujo de un grupo de niños hamacándose, como en una calesita, de una torre de vigilancia.


 


Toda una trayectoria


 


Banksy mantiene oculta su identidad desde que comenzó con sus pintadas callejeras en los ochenta. Mientras sus obras se adquieren a cifras astronómicas, él ha llegado a vender sus graffitis, auténticos y firmados, a 60 dólares en una calle de Nueva York –sobre estas dinámicas de la industria cultural reflexiona en su valioso documental Exit through the gift shop–.


 


Su compromiso con la causa contra la masacre de Israel viene de larga data. En 2005 había pintado sobre el muro una niña elevándose gracias a un manojo de globos; en esos meses, el artista anónimo se metió clandestinamente por los túneles en la Franja de Gaza y subió un video donde, en tono irónico, presentaba su visita como una salida turística. El mini-documental cierra con una frase pintada en una de las paredes: "Si nos lavamos las manos en el conflicto entre los poderosos y los que no tienen poder, nos ponemos del lado de los poderosos". Más recientemente, en marzo de 2015, realizó pintadas en las calles de Gaza en repudio a la masacre perpetrada por Israel.


 


Una de las últimas apariciones de Banksy había sido en enero de 2016. Aquella vez hizo un graffiti frente a la embajada francesa en Londres, en el que representó a la pequeña Cosette (personaje de Los Miserables) llorando por el efecto de una nube de gases lacrimógenos –una denuncia de la represión de la policía francesa contra los refugiados de Callais. En aquel campamento, a su turno, Banksy hizo una recreación de la pintura “La Balsa de la Medusa”, de Théodore Géricault, en la que varios refugiados piden a un yate de lujo ser rescatados del naufragio.