Cultura

26/11/2014|1342

La polémica en torno de Chabán

La muerte de Omar Chabán despertó una polémica en torno de su figura: junto a las voces que enfatizaron su responsabilidad en la masacre de Cromañón, artistas de trayectoria ensalzaron su rol como innovador cultural.


"Te recordaremos con afecto aquellos que te conocimos", escribió Andrés Calamaro. "Creo que ya lo podemos dejar en paz a Chabán, que dejaré en mi memoria en Cemento. Ahora ocúpense de los vivos que son peores", dijo la cantante Erica García. Desde la banda "Pez", expresaron: "A Chabán lo voy a recordar como el tipo que me dio una fecha a los 16 años, sin vender tickets y nos cuidaba en la puerta cuando venía la yuta". Iván Noble dio otra mirada: "Chabán fue responsable. Ni hablar los funcionarios. Pero los que fuimos parte del rock en los ‘90 contribuimos al Planeta de Los Simios".


Las palabras de reconocimiento a Chabán responden a su rol como artista plástico y artífice del under en Buenos Aires: fundó desde los ochenta el Café Einstein, luego el Di Schule y Cemento, cuevas del rock y del arte conceptual. Además de la conocida historia de Sumo, Los Redondos o Soda Stereo, en aquellos espacios podían hallarse expresiones de danza clásica ante el público punk-rock, ver al performer Batato Barea, escuchar recitados de Shakespeare o ir a las cenas lacanianas de los martes. Había ollas populares. Se presentaban obras como "Uorc", de La Organización Negra. O "Clásico Amoral", de Chabán, en la que los actores estaban vestidos y el público no, rediscutiendo la idea del arte, el espectador y el erotismo.


Toda esta movida vanguardista y rockera se llevaba adelante en condiciones de precarización hacia el público y hacia los artistas.


"Era la única alternativa de cultura que teníamos; si te caían gotas del baño de arriba, reputeabas a todos los que tenían que ver con Cemento, pero tratabas de adaptarte porque era el único lugar, no existía otra posibilidad", sintetizó el cantante de Las Pelotas Germán Daffunchio ("Cuando el arte ataque", Demo Editores, 2006).


Los artistas estaban atados a esas condiciones para desarrollar y exponer su creación. Chabán cumplía un doble rol: artista vanguardista y empresario. Su carácter "progre" en el ambiente, en modo alguno escapaba a las leyes de la usura capitalista. Su responsabilidad en la masacre fue probada y el vértice de la responsabilidad está en el Estado.


En la figura de Chabán se concentra descarnadamente la mercantilización que la industria cultural ejerce sobre el arte y la cultura.