Cultura

15/5/2014|1314

Mesa redonda en la Feria del Libro: poesía y política

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En la Feria del Libro son cada vez más frecuentes las actividades que asocian la política con la literatura. Y en ellas no falta, en general, algún representante del Partido Obrero. El sábado 3 de mayo le tocó a Gabriel Solano ser invitado a una mesa redonda sobre “Poesía y política”. La mesa estuvo coordinada por la escritora Adriana Amado, y en el debate participaron también la diputada por el Frente Amplio Unen Victoria Donda, el narrador kirchnerista Vicente Battista, el periodista Diego Rojas y el ex director de la revista “Barcelona” Pablo Marchetti, único poeta de la mesa, que contó con numeroso público.

Vicente Battista confesó haber intentado algún soneto y haberlo logrado, pero -dijo con resignación- sólo por su oficio de escritor, y no por ser realmente un poeta. Destacó entre sus lecturas a Jorge Luis Borges, César Vallejo y Alejandra Pizarnik, entre otros notables. Frente al desafío de relacionar poesía y política, indicó que no existe relación entre buena poesía y posiciones políticas progresistas o de izquierda, como tampoco entre mala poesía y políticas de derecha.

Pablo Marchetti profundizó ese concepto, y señaló el caso de Ezra Pound -gran poeta estadounidense que adhirió al fascismo- y, en la Argentina, los casos de Borges -un reconocido racista ligado a la aristocracia- y de Leopoldo Lugones -que apoyó el golpe de Uriburu contra Yrigoyen.

Diego Rojas, quizá como respuesta a Battista, indicó que, si bien es cierto que no existe relación directa entre buena poesía y política de izquierda, no le resultaba fácil imaginar cómo se podía escribir un buen poema defendiendo el nombramiento de Milani al frente del Ejército, el pacto con Chevron o el pago de la deuda al Club de París.

Victoria Donda comenzó su participación diciendo que no había leído casi nada de poesía y que no podía abordar el tema con conocimiento de causa. Recordó haberse emocionado con Mario Benedetti.

Gabriel Solano recordó que la relación entre poesía y política podía rastrearse ya en el libro X de “La República” de Platón, donde el filósofo griego expulsa a los poetas de su Estado ideal porque la ambigüedad de su discurso no sirven a los propósitos de un Estado esclavista. Esta política no concluyó en el pasado, sino que continúa en el presente con el intento de cooptación de los poetas -y de los artistas en general- por parte del Estado burgués, que necesita, como el esclavista y por las mismas causas -la defensa de la explotación humana-, tener un ejército de escribas a su servicio, como sucede con Carta Abierta y el kirchnerismo.

Esta postura desató un debate sobre la cooptación con Victoria Donda. La diputada no acordaba con la posición de Solano y señaló que la presencia del Estado en el arte había sido muy provechosa en distintos momentos de la historia y había dado obras como, por ejemplo, la Capilla Sixtina. Solano le respondió que ella hacía abstracción del momento histórico del que se trataba, pues no es lo mismo la época del Renacimiento, cuando el capitalismo comenzaba a surgir y florecía el comercio, como lo hacían las ideas, en todo el mundo, que la época de decadencia del sistema, cuando necesita censurar la disidencia. Y que la manera en que lo hace la democracia es mediante la cooptación, que no significa que el Estado se haga cargo de los costos de una obra, sino someter las ideas propias a las del Estado por un salario o por privilegios.

Eduardo Mileo