Cultura

30/8/2007|1007

“Pompeya no olvida”, primero en el ranking de “la 2×4”

El nuevo tango goza de buena salud

Desde aquel abrazo interminable que nos dimos junto a Szwarcman y a Patricia Barone el 11 de Diciembre de 1998, cuando se consagraba entre los ganadores del Festival Tango de Sadaic, hasta estos días, “Pompeya no olvida” ha recorrido un camino impensado para muchos dentro de los límites proscriptivos que hoy se le imponen a la cultura independiente. “Pompeya no olvida”, tango con letra de Alejandro Szwarcman y música de Javier González, interpretado por Patricia Barone, relata la historia de una joven secuestrada por la dictadura de Videla.


El pasado domingo 19 de agosto se produjo un hecho sin precedentes. Luego de varias semanas de ir progresando paulatinamente entre los 40 tangos más votados de la historia en el ranking de la “2X4” (Radio Ciudad), “Pompeya no olvida” llegó al primer puesto de favoritismo popular, por encima de tangos históricamente consagrados como “Malena”, “Recuerdo” o “Arrabalera”. Esto se dio en coincidencia con que en la revista Ñ del día anterior apareciera una nota de neto corte reaccionario contra el nuevo tango, pero que contradictoriamente con su dinosauria concepción tuvo que colocar a “Pompeya no olvida” entre los tangos consagrados.


Una nota del periodista Mauro Apicella en La Nación (11/6), lo destaca como un tango que fue el punto de inflexión que permitió el reconocimiento de la existencia nuevos autores.


Otro de los datos que dan cuenta del arraigo popular y reconocimiento que ha obtenido este tema es que en abril de 2006, la comisión de vecinos de Pompeya dedicada a la búsqueda de los desaparecidos del barrio, decidió ponerle el nombre de “Pompeya no olvida” a su agrupación y ha marchado sistemáticamente desde entonces en todas las movilizaciones por los derechos humanos con esa consigna como bandera.


En la historia del tango, los temas importantes y que se han hecho populares, por lo general no aparecieron en forma aislada. Hoy el reconocimiento hacia “Pompeya no olvida” pareciera no obedecer a esa regla, en relación a otros nuevos tangos, que también tienen calidad.


¿Qué sucede?


Según la referida nota de Ñ y para algunos opinólogos de turno, ya no habría la calidad de otros tiempos en las composiciones actuales y por eso la falta de “éxito”.


Pero bien es sabido que en la sociedad capitalista el “éxito” no tiene ninguna relación con la calidad de una obra y para el tango también esto cuenta. Hay cientos de tangos exitosos de muy baja calidad musical y poética.


Entiendo por lo tanto que las razones de la falta de “éxito” de las nuevas obras no deriva de un problema estético, sino más bien de un problema económico y político.


Hoy las llamadas “industrias culturales” en el terreno del tango tienen ya el “negocio asegurado” con el control de los medios de difusión, la vinculación con el negocio del turismo, el apoyo del aparato del Estado y la propiedad del 90% de los lugares donde hoy se toca y baila tango.


Entonces ¿para qué van a invertir en producir nuevas propuestas, si con lo que ya hay producido en el pasado les alcanza para llenarse loa bolsillos? A lo sumo, ponen alguna moneda para hacer refritos de los consabidos clásicos con formaciones actuales o bien para darle un impulso al tango electrónico que es otro “negocio sin riesgos”.


Dentro de esta situación de desguace cultural prefabricado, el hecho de que hoy exista una enorme cantidad de nueva producción tanguera independiente y no “exitosa” (en los términos de economía de mercado) habla de la fortaleza cultural que viene desde abajo y que hoy reposa en los artistas de este medio.


Hay miles de nuevas obras (buenas y malas como en todo), cientos de artistas de tango produciendo al margen de la difusión y del estímulo que da el apoyo económico.


¿Hace falta seguir gritando “¡Viva el Tango!” para darnos fuerza…? ¿O más bien, comprender y organizarnos para luchar juntos?


“Pompeya no olvida” no es por lo tanto la excepción de la regla sino más bien la punta de un iceberg de enorme profundidad, es el tema que tuvo la virtud de imponerse a pesar de la marginación general y la cara visible de todo lo que viene por debajo.


Tal vez su vigencia radique en que desde el punto de vista temático plantea problemáticas que siguen sin resolverse y que son una permanente reivindicación popular. No es casual que vuelva a estar en primer plano a casi un año de la desaparición de Julio López, al igual que cuando ganó el premio Sadaic 98, en los días en que Videla y Massera volvían a la cárcel por la apropiación de niños.


A pesar de las “industrias culturales” y sus cómplices agoreros, el nuevo tango sigue vivo y goza de buena salud.