Cultura

18/2/2019

Quién es José Palazzo, el empresario del Cosquín Rock

Las declaraciones de José Palazzo aduciendo ‘falta de talento’ entre las mujeres para subir a los escenarios del Cosquín Rock han generado un enorme revuelo, no sólo en el mundo artístico. Sin embargo, esta expresión lejos está de ser un exabrupto eventual de uno de los productores que concentra el monopolio de los festivales de rock en el país, si no que resume la situación cotidiana a la que se enfrentan las mujeres en la música. A modo de ejemplo, la participación de mujeres en los últimos años en el Cosquín rock se mantuvo en el 2%.  Por otro lado, la reciente encuesta realizada por Inamu (Instituto Nacional de Música) señala que “entre cuatro mil quinientas mujeres que trabajan en el sector de la música (artistas, técnicas, programadoras, comunicadoras), el 68 por ciento sostuvo que fueron discriminadas o sufrieron una situación de violencia por su condición de género” (La Nación, 17/02/2018).


Palazzo y el PJ


“El nuevo Chabán”. Con esta denominación, la revista Veintitrés hacía referencia a los lazos de Palazzo con el gobierno provincial y municipal, que le permitieron no solamente montar el festival de rock más importante de la provincia, sino producir el retorno de “Callejeros” en 2006, con la oposición de los familiares de las víctimas de Cromagnon. Este estrecho vínculo entre Palazzo, el por entonces intendente Luis Juez y el PJ provincial, le permitió producir cientos de presentaciones con habilitaciones provisorias en la ciudad, obteniendo eximiciones de todo tipo. Esta política deliberada impulsada por el PJ de favorecer a los grandes monopolios de la música y los empresarios de la noche, quedó plasmado en la aprobación de dos leyes provinciales (Nº 10.036 y 10.037) que exime del pago de los impuestos de ingresos brutos y sellos a todos aquellos espectáculos que incorporen artistas locales. A esto se suma la escandalosa concesión del Palacio de la Música, edificio de propiedad de la provincia que fue concedido a Palazzo por 25 años bajo el gobierno de José Manuel De la Sota, a cambio de un pago de $10.000 mensuales.


El saldo de esta política de habilitaciones truchas y eximiciones impositivas, fueron los más de 200 pibxs intoxicados por el agua contaminada brindada por la organización durante el último Cosquín Rock. Fueron estos mismos lazos los que permitieron mantener la impunidad ante el crimen del joven Ismael Sosa, a manos de la policía provincial en el festival de La Renga, uno de los festivales producidos por Palazzo.


Los dichos de Palazzo contra las mujeres, no sólo revelan la misoginia y el machismo con que productores y empresarios se manejan en el ambiente, sino que hace defensa de un gran negociado donde el Estado dispone de los recursos para que las productoras que monopolizan el ambiente musical se apropien de la producción artística que miles de músicxs crearon a pulmón durante años.


“Mirá como nos organizamos”


En el país de la ola verde, cuando el movimiento de mujeres ha decidido no callar más y se levanta con voces como el “mirá como nos ponemos” de las Actrices Argentinas, las mujeres en todos los terrenos estamos llamadas a organizarnos contra la violencia y la discriminación. Al igual que en la denuncia levantada por las actrices, esta lucha parte de enfrentar a las grandes productoras artísticas que se nutren de la precarización laboral y el sometimiento, beneficiados por las grandes arcas del Estado.


La lucha por la inclusión de las mujeres en los grandes festivales musicales, como lo reclama Músicos Organizados va de la mano con la lucha por que el Estado garantice el presupuesto necesario para el desarrollo musical y cultural, por el rechazo a los contratos basura generados por el propio Estado y los sectores privados, y para que se responda de manera inmediata a las demandas del conjunto de las mujeres trabajadoras, desde el reclamo de jardines materno-parentales a la legalización del aborto. Por todas estas demandas, nos organizamos hacia el tercer paro internacional de mujeres.