Cultura

24/7/2016

Raúl Zurita: “Sin poesía no hay ninguna posibilidad”

El poeta chileno ganó el Premio Pablo Neruda.


“Nada de lo que nosotros esperábamos que fuera a suceder después de la dictadura está sucediendo. Es verdad, ya no desaparecen cuerpos, lo que es una gran cosa, pero desaparecen almas.” Salvando algunas diferencias políticas, el sentimiento de Raúl Zurita (Santiago de Chile, 1950) es el mismo de muchos que confiaron en gobiernos de la burguesía y que han sido defraudados sin remedio.


 


Zurita acaba de recibir el Premio Pablo Neruda, con el que habían sido galardonados en ediciones anteriores poetas de la talla de José Emilio Pacheco (México), Juan Gelman (Argentina), Fina García-Marruz (Cuba), Carmen Berenguer (Chile), Ernesto Cardenal (Nicaragua) y Antonio Cisneros (Perú). El país trasandino ha dado poetas que pertenecen a la gran tradición de la poesía latinoamericana: Vicente Huidobro, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Pablo de Rokha, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas. Zurita es parte de este canon.


 


Sus libros, entre los que se cuentan Anteparaíso, La vida nueva, El amor de Chile, están signados por la pasión en todos los sentidos: físico, metafísico, amoroso, y también político. Militó durante varios años en el Partido Comunista y adhirió al gobierno de la Unidad Popular. Participó del Colectivo de Acciones de Arte (CADA), una organización de resistencia frente a las violaciones de derechos humanos bajo la dictadura de Pinochet.


 


“La poesía no tiene por qué estar subordinada a la política, y, de hecho, la poesía-prédica, sea feminista, comunista, católica, es generalmente detestable, pero la dimensión política, sobre todo en países como los nuestros, me parece elemental. Tú puedes escribir poesía intimista, puedes escribir lo que quieras, pero tiene que haber en la poesía una dimensión que se relacione con el contexto en el que vives, con tu vida y con tu historia concreta”, dice Zurita, y agrega: “El impulso poético te hace no resignarte a las condiciones que el mundo trata de imponerte. Claro que un poema no detendrá una dictadura, ni dará refugio a los sirios. No puede. Pero sin poesía no hay ninguna posibilidad”.


 


Poeta de grandes gestos estéticos, envió aviones a escribir con humo un poema en el cielo, y labró otro de un solo verso en el desierto de Atacama: “Ni pena ni miedo”, que sólo puede ser leído desde lo alto, porque mide 3.140 metros.


 


En su libro INRI (Fondo de Cultura Económica, 2003), dice Zurita: “(…) Fueron arrojados. Llueven. Asombrosas / cosechas de hombres caen para alimento de los peces. / Viviana oye llover tierras santas, oye a su hijo caer / como una nube sobre la cruz despejada del Pacífico. (…) Todos los cuerpos lanzados al mar de Chile flotan, sus / brazos y piernas rotas, sus torsos. Se han devuelto al / cielo y flotan”. Este panorama de tortura y desaparición, que también vivimos en la Argentina, y el de hambre y represión que todavía vivimos, terminarán cuando los explotados escriban su máximo poema aquí, en la tierra.