Cultura

3/2/2018

Segunda jornada de lucha: no al cierre del Ballet Nacional de Danza

El día 1 de febrero se realizó en las puertas del Ministerio de Cultura la segunda jornada de lucha del Ballet Nacional de Danza (BND). Al igual que el 16 de enero, en lo que fue la primer jornada, los 60 bailarines, kinesiólogos y técnicos del ballet reclamaron por la reapertura del BND y exigieron una audiencia pública con el ministro de Cultura Pablo Avelluto, quien dispuso el cierre de la compañía oficial argumentando falta de presupuesto.


En sus últimas declaraciones, Avelluto apuntó al “funcionamiento particular” y a la “triangulación” bajo la cual regían los convenios de los bailarines y trabajadores del BND, justamente con la Universidad del San Martín. De esta manera, el ministro asume abiertamente el cuadro de precarización que sufrían los bailarines y trabajadores, los cuales cobraban de forma tercerizada por medio de esta y otras entidades como Eudeba (UBA), a lo que se suma que desde el 2017 se les venían adeudando cobros salariales.


El cierre del BND se suma a los casi 300 trabajadores despedidos en el INTI y los despidos en el Hospital Posadas, Fanazul y la TV pública, entre otros. En el ámbito de la cultura el gobierno no ha vacilado con sus ataques y en los últimos meses se realizaron diferentes movilizaciones y jornadas de lucha: el Ballet Nacional de Folclore reclamó por el no pago de sus salarios y las condiciones de trabajo precarias. Por su parte, el Ballet estable del Teatro Colón realizó un abrazo al mismo contra el alquiler del teatro para shows privados y eventos, que va de la mano del desfinanciamiento por parte del Estado.


Más que nunca, resulta indispensable la organización de todos los trabajadores estatales y por supuesto la comunidad artística en su conjunto de manera independiente, para lograr la reincorporación de los trabajadores y la puesta en marcha del BND nuevamente. Es necesaria la unidad de los conflictos estatales en pugna para lograr torcer el brazo al macrismo, a su ola de despidos y al brutal ataque a la cultura como política de Estado.