Cultura

18/7/2017

[SERIES] La opresión a la mujer, en clave distópica

La nueva serie estrenada recientemente por HBO, The Handmaid’s Tale (“El cuento de la criada”), lleva a la pantalla chica, bajo el formato de una primera temporada de 10 capítulos, la obra homónima de ciencia ficción de la escritora Margaret Atwood.


 


La serie trata de una sociedad distópica ambientada en los Estados Unidos tras el ascenso al poder del grupo teocrático autodenominado “Los hijos de Jacob”, quienes constituyen la “república de Gilead”. El ascenso de este grupo fundamentalista religioso, alimentado por las supuestas amenazas terroristas y por la crisis de fertilidad que reina en todo el mundo, es precedido por la restricción creciente de derechos de las mujeres, que van despojándolas de su humanidad hasta convertirlas en un objeto de propiedad de las clases dominantes.


 


El nuevo régimen se asienta sobre la premisa de que la mujer sólo es necesaria para la sociedad sobre la base de su utilidad reproductiva. Así, la sociedad divide al género en distintas castas: las Criadas, protagonistas de la historia, son las únicas capaces de engendrar hijos, razón por la cual son poseídas por los “comandantes” (los líderes de Gilead) y sus esposas, y son sometidas a reiteradas violaciones en un ritual denominado "la ceremonia"; las Tías son las encargadas de disciplinar y controlar a las criadas, imponiendo castigos y mutilaciones a las insumisas –son quienes imparten la ideología que justifica los vejámenes que se sufren–; las Marthas son la servidumbre de la sociedad, su vida no tiene ningún valor y sus transgresiones se penan con la muerte.


 


En esta historia, la intromisión del Estado y la Iglesia en los cuerpos de las mujeres es llevada a su límite. La diferencia entre obligar a una mujer a gestar vida en su vientre o someterla a un rol social reproductivo, se ubica en distintos grados de una misma política que apunta a cosificar a las mujeres para cumplir con un propósito divino.


 


¿Cuán injustificado es el miedo de Atwood en que la amenaza terrorista, bajo otras condiciones, sea el pretexto para cimentar el imperio del fundamentalismo clerical?


 


Represión y subversión


 


Gilead cuenta con sus propios métodos de control. “Los Ojos” son los espías del gobierno, quienes se encuentran por todos lados. Las criadas son obligadas a realizar sus tareas fuera del hogar de a pares, promoviendo la permanente desconfianza entre ellas. Participan frecuentemente de rituales de ejecución contra los condenados por el gobierno, cuyos cuerpos luego se exhiben colgados en los paredones como escarmiento para los inadaptados.


 


Las mujeres no sólo son penadas por sus actos, sino que también lo son por los actos de sus victimarios –puede que en esto no exista mucha distancia entre realidad y la ficción, si se considera la justificación ideológica ante los femicidios o la respuesta del Estado frente a casos como el de Higui.


 


El régimen se propone quebrar la moral de las criadas para que acepten su lugar en la sociedad. La advertencia de una de las Tías arroja una señal sobre cuestiones de suma actualidad: “Puede que esto no te parezca normal ahora mismo, pero dentro de un tiempo, sí lo será” ¿Qué se está dispuesto a naturalizar como resultado de la repetición de prácticas sociales impuestas?


 


El miedo al castigo y las indisciplinas aisladas, duramente penadas, imponen el terror y la sumisión entre las filas de las mujeres oprimidas. Esta primera entrega avizora algún atisbo de esperanza en la respuesta colectiva de las criadas. La naturaleza del régimen engendra en su interior el germen de su propia destrucción: “Es culpa de ellos. No deberían habernos puesto uniformes si no querían que fuéramos un Ejército”.


 


La novela de Atwood, escrita hace unos 33 años, conserva una importante vigencia, en línea con el florecimiento del movimiento de lucha por las reivindicaciones de la mujer en todo el mundo. Llama a ver en las medidas del Estado capitalista, así como en las intromisiones de la Iglesia, la génesis de una reacción conservadora; e invoca la posibilidad de una organización independiente, para derrotar al régimen social que engendra en sus cimientos las bases de Gilead.