Cultura

4/10/2007|1012

“Sicko” de Michael Moore

Estados Unidos: un sistema de salud enfermo

Si alguien necesitaba alguna prueba más para confirmar que el centro de la crisis económica mundial se encuentra en los Estados Unidos, basta recomendarle que vea el documental Sicko, de Michael Moore, para convencerlo.


El film retrata las consecuencias de la destrucción del sistema de salud norteamericano, completamente privatizado mediante las Health Medical Organizations (HMO), compañías que brindan un seguro de salud completamente restrictivo. Narrada desde el punto de vista del realizador y dotado con un constante y ácido humor, la película pretende no focalizarse sobre los excluidos del sistema —que también son retratados— sino centrar su mirada de denuncia en el sistema mismo de salud. Moore entrevista a una mujer con cáncer cuya empresa de salud le negaba las órdenes de medicamentos —la mujer había muerto al estrenarse la película—, a una madre cuya hija murió porque su seguro no cubría la atención en un hospital cercano al lugar de su accidente, a un hombre que perdió dos dedos trabajando y tuvo que elegir cuál reinjertar: el dedo medio costaba 60 mil dólares, el anular doce mil.


Cada caso muestra cómo las cifras de eficiencia capitalista —mayores ganancias y menores costos— producen heridas enormes en personas reales. También hay lugar para los médicos arrepentidos que relatan cómo se los promovía en sus lugares de trabajo si rechazaban medicamentos u operaciones que hubieran salvado vidas. La voracidad empresaria transmuta en asesinos a médicos que eligieron sus carreras para salvar vidas.


El trasfondo político de un sistema de salud enfermo se vislumbra con claridad: demócratas y republicanos son responsables de incentivar un modelo sanitario destructivo que, entre otras cosas, ayuda a la expansión de la tasa de mortalidad infantil a niveles nunca vistos en una potencia capitalista central. El film da cuenta de las cifras que les paga a estos políticos (incluso la próxima presidenta Hillary Clinton) el lobby de las empresas de la salud.


Sicko, una película militante, compara el sistema sanitario estadounidense con el de otros países europeos y muestra la debacle en que se encuentra. Pero lo más notable es que señala la posibilidad de otro sistema de salud edificado sobre bases no capitalistas. Moore convocó a miembros de los equipos de rescate del atentado a las Torres Gemelas cuyos pulmones se deterioraron debido a los polvos nocivos que inhalaron durante aquellos días de septiembre de 2001.


Los altos costos de los seguros de salud les impedían gozar de tratamientos adecuados: los Estados Unidos rechazaban ayudar a sus propios héroes. Desafiando el boicot imperialista, Moore los llevó en tres lanchas hacia Cuba, donde pudieron ser atendidos en eficientes hospitales públicos. Hay que destacar que el gesto le valió al director ser investigado y enjuiciado por el gobierno norteamericano debido a la ruptura del embargo a la isla del Caribe. La preocupación por la salud de los ciudadanos por la que la Revolución Cubana es reconocida en todo el mundo es retratada con escenas conmovedoras. Los rescatistas, miembros de la empobrecida clase trabajadora estadounidense, se abrazan con médicos y bomberos cubanos, educados por el Estado socialista en valores plenamente humanos como la ayuda y la solidaridad.


Con esas escenas finales Moore señala que hay otras posibilidades para enfrentar al desastre capitalista. La lucha por el socialismo es una cuestión de vida.