Cultura

30/8/2020

“The boys” contra el superpoderoso lucro del capital

La serie de Amazon estrena este jueves capítulos de una segunda temporada muy prometedora.

Corporaciones, gobiernos corruptos, merchandising, gore, misoginia, abusos, drogas y superhéroes. La serie muestra un lado B: el de los súper viviendo del lucro capitalista. Muchos la han comparado con Umbrella Academy, pero esta es un cuento de niños al lado de The boys, que este 4 de septiembre estrena tres capítulos de su segunda temporada por Amazon.

Aquí hay venganzas, maldad, hipocresía y asesinatos sin remordimiento. En definitiva, los héroes son tales porque es la imagen que vende (y porque “todes quisiéramos que estén para defendernos de las brutalidades del mundo”). Provenientes de la “divinidad”, están allí para terminar con los “villanos”.

En los ocho capítulos de la primera temporada, la sociedad está fanatizada por estos seres. Hasta en la Iglesia están presentes para otorgar la salvación y -por altas sumas- llevar a sus fieles más cerca del perdón. Con acidez, The boys critica una sociedad en que el consumo del ídolo lo ha dominado todo. Y ese ídolo que presentan no es tal: es una fachada que forma parte de la enorme corporación Vought. Superhéroes que abusan de su poder y fama de manera impune. Verdaderos villanos capitalistas con superpoderes.

Para combatir a estos “fakes” de héroes, están The Boys. Un grupo de personajes que combinan un joven programador de controles (Hughie), un ex agente de las fuerzas de seguridad (Butcher), un policía, un yonqui bioquímico cuya especialidad es matar superhéroes (Frenchie) y una chica muda superpoderosa. Ellos tampoco son los “buenos”: están motivados por vendettas personales y odio a los súper.

https://www.youtube.com/watch?v=pbTY9gZkh5w&feature=youtu.be

“Los superhéroes arruinaron a los cómics”

Vengador, Princesa Mave, Profundo, Audaz: imposible no compararlos por sus rasgos con los personajes estrella de DC: Superman, Mujer Maravilla, Aquaman y Flash. Quizás un poco el chiste de representar a sus alteregos. Y no es para menos que Vengador, el Superman de The Boys, se vista y sea más parecido físicamente al Capitán América (Marvel), un ex soldado de la Segunda Guerra Mundial, ya que la idea de la corporación Vougth es formar parte del ejército de Estados Unidos. Después de todo, el negocio de Vougth es la guerra ya que produce armamentos en forma de superheroes. Sin mayores referencias de la serie a las crecientes guerras comerciales y tensiones bélicas en curso, la huella de estas parece con todo vislumbrarse en estas asociaciones.

Para la venta de sus productos, la corporación Vougth cuenta con todo un equipo de marketing. Publicistas y community managers que escriben y cuidan la imagen pública de sus celebrities en todos sus detalles. El rating y levantar en encuestas es lo más importante, porque es lo que genera ganancias. Hubiera sido divertido que The boys extendiese la crítica a la actual guerra capitalista por el dominio del streaming, de la cual Amazon es partícipe y en cuyas trincheras se desenvuelven estas “superhistorias”.

La serie se inscribe así en una tradición de novelas gráficas que, desde la década del ’80, cuentan historias más oscuras y descarnadas del mundo de superhéroes. En esta línea, en la primera temporada los villanos son ladrones de poca monta, en peleas incluso orquestadas por las corporaciones. El cómic en que se basa fue escrito por Garth Ennis -el creador del popular cómic Preacher– entre 2006 y 2012, y así vemos cómo en la segunda temporada comienzan a arrimar como villanos los terroristas, que fueran post Torres Gemelas el comodín del Estado yanqui para acrecentar sus incursiones bélicas.

Ante una serie portadora de un humor ácido al estilo Deadpool, aunque más grotesco, y semejante a Watchmen por la representación de sus personajes, su director Eric Kripke contó al sitio Reddit que “hubo una sola escena donde la gente de Amazon me dijo ‘¡Mierda, no! ¡Cortala!’, cosa que me sorprendió teniendo en cuenta todas las otras cosas que sí se ven en el show. Fue una en la que Vengador, en la cima de un edificio, se baja los pantalones y comienza a masturbarse mientras masculla una y otra vez ‘Puedo hacer todo lo que quiera’ hasta que alcanza el clímax sobre el cielo de Nueva York. Me pareció que decía algo importante acerca de su psiquis, pero al parecer la gente de Amazon consideró que no era una escena necesaria”.

Ya en el cómic, uno de los personajes comenta a otro que “Esto es una absoluta mierda”, recibiendo como respuesta “Superhéroes, amigo. Te pudren la cabeza”. El autor de la historieta ha reafirmado este espíritu, declarando que “los superhéroes arruinaron a los cómics”. Con esta rabia, The boys muestra a los capitalistas y sus gobiernos construyendo un producto -los superhéroes- que no solo es rentable, sino que cumplen la función de reafirmar a través de mecanismos ideológicos la explotación económica de la que se nutren. Cualquier semejanza con el contexto actual, de seguro no es coincidencia. Cuando el capital intermedia, hasta los superhéroes pierden lo héroe.