Cultura

9/4/2014|1309

UBA SA, capítulo mil

La noticia de que Lorenzo Basso -ex decano de Agronomía- asumió la presidencia de Ubatec podría pasar completamente desapercibida, pero permite ilustrar el carácter social de la universidad y la política de kirchneristas y “opositores”. Ubatec es una sociedad anónima constituida por la Universidad de Buenos Aires, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Unión Industrial Argentina y la Confederación General de la Industria. Entre otras cosas, el ente administra los fondos de los proyectos de investigación provenientes de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica que llegan a la UBA. Más claro, agua: en la Argentina “nacional y popular”, la orientación científica y tecnológica de la principal universidad del país pasa por el filtro de la central patronal -la UIA.

El kirchnerismo llevó adelante una intensa demagogia respecto de la “recuperación de la ciencia”, cuyo significado real ha sido incrementar su dependencia de los dictados del gran capital. Mientras, miles de becarios son despedidos, como denuncia la AGD y los JCP (Jóvenes Científicos Precarizados).

Basso, por otro lado, ilustra el entrelazamiento completo entre la camarilla universitaria, correa de transmisión de estos intereses, y el gobierno. Luego de su decanato, ocupó el segundo lugar del Ministerio de Agricultura, en ese momento al mando de Julián Domínguez. Sus primeras palabras al frente de Ubatec calcan las dichas por el nuevo rector Barbieri, el de los abrazos con Capitanich y los funcionarios de la Side radical: dijo que quiere promover “la interacción entre el mundo empresario y nuestros investigadores, en el fomento de la innovación y el emprendedorismo”.

La democratización por la que lucha la Fuba implica desmantelar este entramado anticientífico y antipopular, y colocar a la universidad al servicio de las mayorías trabajadoras.


Alejandro Lipcovich