Cultura

2/10/2014|1334

Un gran escenario de la crisis capitalista


La reciente edición de la Bienal de San Pablo, la mayor muestra de arte contemporáneo de América Latina, ha estado dominada por fuertes expresiones contestatarias. Un grupo de 55 artistas -entre ellos israelíes y palestinos- sacó una carta que criticaba el apoyo financiero de Israel a la muestra, lo que obligó a retirar el subsidio de ese país a la Bienal.


 


En la entrada aparece la instalación Espacio para abortar, del colectivo de artistas bolivianas “Mujeres Creando”: se trata de “un enorme útero con pequeñas cortinas donde se invita a quienes le han puesto el cuerpo a una experiencia clandestina a contar sus vivencias” (La Nación, 6/9). María Galindo, integrante del grupo, no deja dudas acerca del contenido: “Es una denuncia contra la izquierda latinoamericana, Cristina Kirchner, Dilma Rousseff, Evo Morales, que nos prohíben el derecho a abortar y empujan a miles de mujeres a situaciones de riesgo por el solo hecho de adueñarse de sus cuerpos” (idem).


 


Otras obras, como Dios es marica, es una mezcla de travestismo con imágenes religiosas y sexuales. Entre las temáticas de las obras están la crisis del capitalismo, las guerras, los abusos sexuales en la Iglesia católica, las drogas, las condiciones carcelarias, la pobreza, la corrupción, el racismo -reflejado en el caso de la ciudad americana de Ferguson- o el papel de los medios.


 


Aun muerto, León Ferrari estuvo presente en la Bienal. El colectivo “Etcétera” recupera sus obras y conceptos a través de montajes. Es el caso de Infierno financiero, que muestra una pintura de El Bosco donde se recrea el infierno junto a la imagen de operadores de la bolsa. La muestra también incluye las cartas que Ferrari escribió al Vaticano en 1997 y 2000, pidiendo la abolición del infierno.


 


También se expone Violencia, del argentino Juan Carlos Romero, presentada por primera vez en 1973 en el Centro de Arte y Comunicación (CAyC). En ese mismo año, Romero -que fue activista político y gremial (pasó por Montoneros) y formó parte del conceptualista “Grupo de los 13”- se sumó al boicot que se organizó contra la edición XIV de esta misma Bienal paulista, como denuncia al régimen militar en Brasil.


 


La muestra se expresa como una convulsionada reacción artística ante la crisis general, con obras que recuperan algunas ideas artísticas de vanguardia (el conceptualismo) de los sesenta y principios de los setenta.


 


Dice el texto de presentación de la Bienal: “El arte en su mejor momento es una fuerza disruptiva”. La gran muestra busca “asimilar” y “comprender” a los expositores y sus obras. Pero, en definitiva, la Bienal ha sido una gran caja de resonancia de la crisis capitalista y un esbozo de rebelión que debe encontrar el cauce político.