Habiendo tenido la posibilidad de ver el material casi finalizado con un grupo de compañeros, y desde el lugar de ex trabajador de Casino, fui invitado también a volcar las primeras impresiones y sensaciones acerca del mismo.

Casino refleja la inmensa lucha llevada adelante por más de seiscientos jóvenes que luego de sufrir la irrupción de una patota contratada por la empresa, y de los bastonazos de la Prefectura, se vieron obligados a defender su puesto de trabajo en varios puntos de la Capital Federal, con epicentro en el exclusivo barrio de Puerto Madero.

Con el transcurrir de los minutos, Casino muestra la complicidad de todos los agentes interesados en destruir todo tipo de organización de los trabajadores dentro del ámbito laboral y fuera, de él por parte del gobierno.

Destapa la olla y saca a relucir los intereses, todos los agentes y todo el poder que merodea detrás de los millones que brotan de las arcas del casino.

Ridiculiza a los burócratas sindicales traidores y entregadores permanentes de la clase trabajadora.

Indefectiblemente relacioné por momentos el sketch “costa pobre” -en el que Alberto Olmedo exponía las idas y vueltas de un país bananero con ministros impresentables, coimeros, transas, corruptos- con este gobierno, que -sin comicidad- hace denodados esfuerzos a fin de interpretar cada uno de los personajes de la tira.

Transcribe, además, cómo gobierno, oposición, justicia laboral y penal, medios de comunicación, los burócratas sindicales, Prefectura, Policía, organismos oficiales de derechos humanos y los milicos (hoy devenidos en gerentes) formaron un frente -muy difícil de quebrar- a fin de despedir a más de seiscientos trabajadores.

A pocos días de cumplirse un año de los hechos, se formulan varias preguntas, “¿estábamos equivocados?”, “¿había que salir a luchar en ese momento?”, “¿perdimos?”, “¿había otro método?”. El paso del tiempo está dando las respuestas a todos estos interrogantes.

Las condiciones de trabajo en el casino han empeorado y en consecuencia, en cualquier centro de juegos del país, las embarazadas siguen perdiendo sus embarazos, el régimen autoritario da todos los días un paso hacia arriba, los burócratas crean nuevas cláusulas para destruir el convenio conseguido por el Cuerpo de Delegados.

Las noticias en lo que se refiere a la industria del juego tienen siempre un tinte político y se buscan leyes para autorizar el juego en cualquier esquina del país. Ahora bien, los ex trabajadores -hoy en día en sus nuevos puestos de trabajo-, diseminan la lucha llevada a cabo y día a día reivindican las condiciones en sus nuevos puestos. Muchos ex trabajadores del Casino han vuelto a sus ciudades de origen e inclusive muchos de ellos han emigrado, transmitiendo lo vivido. Sin proponérselo forman parte de la nueva clase obrera luchadora.
Para nosotros, tener un documental es mantener viva la memoria de lo que nos sucedió, por lo cual es muy importante el trabajo realizado por El Ojo Obrero.

Para finalizar, aprovecho para transmitir la grata sorpresa de haber sido testigo de cómo trabaja el equipo, los recursos con los que cuentan y el profesionalismo que vuelcan en sus trabajos, sus ideas y su forma de reflejar las distintas realidades que ofrece nuestra sociedad.